Herida con aroma a muerte.
Sobre mis rodillas, miro el asfalto humedecerse, gota a gota;
pateticas lagrimas de sangre, hacen surcos sobre mi vestido,
dejando el vestigio de su salto suicida solo para besar el suelo.
¡Que asqueroso hedor me envarga!, un fetido olor a. . . derrota,
a verguenza, una mezcla de sufrimiento, lastima y miedo.
Miedo, palabra que no habia tomado tanto sentido en mi vida,
no como hasta hoy, mismo que se encarna en mi triste cuerpo
se apodera de mi, se aprovecha de mi debilidad.
¿Dónde esta la luz? que me tiene entumecida tanta soledad
trate de seducir a la vida como mejor pude y solo recibi desprecios,
cuide mis pasos, aunque perdí el camino, luche por respeto
y solo logre carcajadas.
Estoy herida y me encuentro vulnerable, cansada del acoso de este aroma,
el perfume de la muerte que viene de mi; De mi herida con aroma a muerte
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