Necesito hallar la forma de vencerte (lo estoy planeando), en esta guerra de amores que dejó de ser un juego, desde que te conocí por vez primera, debo encontrar la estrategia y el método adecuado para derrotar tus barreras más sentidas y elementales, esas que otros que me anteceden te hayan impuesto.
Puedo vulnerarte un poco a cada verso, a cada estrofa que te nombre, que te haga bajar la necia guardia de las armas apuntando a mi frente, tus reservas dolorosas y recelos más sentidos, y desnudarte con mis trazos poco a poco tras cada pincelada amorosa, para llegado el momento, esperar a que me pidas tú, siga avanzando en esta trinchera tan lejana, hasta que me permitas alcance y toque, más allá de lo que digo.
Será entonces donde inicie la verdadera avanzada, en que mis letras tropas den paso a tus más sentidos antojos, que tras los embates de mi boca furtiva, no den tregua al sudor que te provoque la batalla que tanto has estado reservando para mis manos y mis ganas, que sólo aguardan el momento en que cumpliendo a tus órdenes, puedan destrozar tus trincheras satinadas y te invadan con temblores rítmicos acompasados que te provoquen rendirte postrada a mis súplicas más encarnizadas, mirándote a los ojos.
Debo invadirte necesaria y deliciosamente, y en el momento de incursionar sobre tu territorio rendido, iniciemos nuevamente un ritual parecido al de los gatos, para curar nuestras heridas tan solo breves instantes, antes de juntos dormir agotados y despertar satisfechos y alegres, de habernos enfrentado en esta guerra amorosa que nos permita encontrarnos nuevamente, para seguirnos amando si la victoria lo permite, y te quedas por siempre a mi lado.
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