Y la mirada del ayer, no fue jamás tan dura Como lo es la espalda de un futuro arado. Pues son más las manos Laboriosas, Que las palmas sin marca. Podré encontrarme con callos en el destino, Pero alguna vez caerá El cuerpo moribundo de mi adiós.
Texto agregado el 15-06-2006, y leído por 127 visitantes. (0 votos)