Los nobles surcos de tu cara,asemejan remendadas riendas,que guiaron al caballo que tiro del arado y planto arrugas en la tierra.
Tus callosas manos ,guardan el sabor del sembradio humedo , que recibio a la semilla que amada por el sol
germinara para la cosecha.
Dedos que sostienen grandes sonrisas jugosas disfrazadas de sandias rojas,y de deliciosos soles transformados en damascos.
Vozarron que domina a la bestia,y que junto a un fogon acaricia los hombros de su moza,la que le ceba el mate y cuida la guitarra.
De tu sudoroso trabajo,salio el grano con que se hizo la harina,esa misma que uso mi madre para hacernos el pan casero,y la que uso mi nina para hacer galletas y jugar a ser cocinerita.
Ojos de pupilas claras que no se cerraron ante el viento,la lluvia o el granizo,y que lloran de emocion cuando nace un potrillo o germinan los retonos.
Hombre de mi tierra campesina y rural,volteate y mira tus obras;observa a tus pies desnudos llenos del barro de lejanos caminos,de piel curtida de sol y desdentada pero honesta sonrisa;dime si acaso no sientes orgullo de este tu hijo, que como aficionado soguero, te trenzo versos porque hoy se sintio poeta.