Últimamente me pasa que te pienso demasiado, pero casi nunca puedo extrañarte, es preciso que te eche un poco de menos, porque ahora y después de todo, creo que debo dejar de amarte.
No sé a qué locura absurda se deba todo esto, ni porqué cuando encuentro que alguien esté interesado en mí, deba partir inmediatamente, es algo así, como una recurrente y absurda ley de vida. Necesito extrañarte y por ello debo marchar...
Como podrás entender al paso del tiempo, cuando las aguas se aclaren, y tu voz no me toque ni entre tus dulces sueños, todo esto tiene una razón muy lógica desde esta perspectiva solitaria, es necesario e indispensable, seguir el camino que me lleve a otras costas.
No precisamente debe ser ahora, pero ya que entramos en detalles, el venirte sabiendo demasiado, me esta generando conflictos interpersonales, de esos asuntos inconclusos que debe uno dar por terminados antes de a donde sea, poder marcharse.
Cuando pienso en las cosas que no hicimos, me dan las absurdas ganas de erradicar completamente esto de mi loca e insatisfecha mente soñadora, pero recuerdo que cuando dudo, siempre la opción primera ha sido siempre (o las más de las veces), la más indicada.
Requiero extrañarte un poco al menos cada día, para sentir que tu espera valdrá la pena el intento, y que cada vez que sepa de ti, es porque has vuelto de un largo viaje, porque como están las cosas ahora, no pudo dejar de sentir hasta melancolía, pero eso no es bueno para el corazón, el destino (si es que existe tal cosa) nos ha puesto innumerables pruebas, -bueno, no tantas- para al fin demostrarme que somos aves de paso, y por esta vez debo darle la razón al tiempo.
Una vez más reúno todo el valor que este tipo de misivas requiere, y me agarro las mangas del chaleco, dejo de morderme los labios que quieren desearte un poco y me lanzo hacia el abismo húmedo que me significan tus piernas por vez última, porque para cuando leas esto estaré ya muy lejos, y como no quiero me llamen, es mejor darme por muerto.
¿Eres tú, vida hermosa de quien rehuyo en este intento, fallido acaso como para comprobar lo contrario, y cuando todo el mundo despierte, se enteren o no, me haya pronto muy lejos marchado? ¿O se trata sólo de una mujer amorosa, de quien mis manos se alejan antes de tiempo?
Montones de libros apilados me sirven de almohada, sea acaso este el mejor momento para decir adiós, porque al final de este viaje me he enamorado mucho, pero he encontrado muy poca correspondencia en mi correo, y los amores injustos... (de esos que van en sólo sentido) ni cuentan ni valen, porque eso, no creo que merezca llamarse amor.
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