Encerrado como siempre, sentado todo el día frente a una pantalla que lo único que hace es distorsionarte la realidad con mujeres perfectas, paraísos soñados y una vida sin problemas. Cansado de no hacer nada y de vivir por vivir, sin un objetivo, ni una meta, sabiendo que lo único que me espera es la muerte. Sin mas deseo de pasar y tocar la vida de alguien te escondes tras cuatro paredes, que crees t mantienen protegido y te creas tu propia realidad en el inconsciente. Tu crees en esta realidad, esta realidad dice que estar encerrado d esta manera todo el día te hace bien, que no necesita sentir mas, que para que salir si lo tienes todo aquí.
En un principio se vive excelente, se tiene todo lo que se quiere, entonces la soledad no se hace muy presente. Pero después de que pasa el tiempo, no queda nada esa falsa sensación de buenos ratos en soledad desaparece. Tu encierro se hace notar, las personas que estaban cerca se sienten cada vez más lejos y ya te da miedo a salir de tu encierro.
Ya no vives, tu cuerpo es una maquina frente a otra maquina, ya no miras, no analizas, solo actúas por inercia, tu cuerpo pasa a ser un ser sin vida, se mueve pero ya no vive nadie adentro. Ahí es cuando sin pensarlo das la última orden a tu cuerpo, caminas a la cocina y sin ningún signo de que el acto llegara a ser racional, atraviesas tu garganta y caes, y por un momento sientes que eres feliz.