Los Anillos

En ocasiones nosotros los humanos le damos un gran valor sentimental a algún objeto, puede ser un juguete, un collar, o un anillo. Para nosotros, ese objeto puede representar miles de recuerdos y de sentimientos guardados, que con tan solo verlos nos provoca una satisfacción o incluso desprecio, dependiendo que nos haga recordar tal objeto. Y también llegamos a guardar objetos que nuestros seres queridos, ya fallecidos, nos heredan y nosotros guardamos con mucho amor…

Nuestra historia comienza en un lugar muy diferente al que uno esta acostumbrado al leer en libros o cuentos cortos, un lugar donde las personas tienen algo muy especial a diferencia de otros. Lo que tienen de especial es que al morir su cuerpo se desvanece y en su lugar deja un anillo, el cual toma la forma dependiendo de la vida que allá tenido, y este anillo puede ser conservado por los familiares o como algunos familiares que no querían tener un recuerdo como esos, lo regalaban o los vendían a los “recolectores”, eran personas que se encargaban de tirar, enterrar, fundir, o usar los anillos.

En un pueblo de ese mundo, que no es importante saber el nombre en este momento, vivía un joven, llamado Ken, era un joven guapo, alto, de cabello negro, y su tez era tan clara como la nata de leche. Este joven vivía solo en su pequeña cabaña, la cual solo tenia un baño, pero sin regadera, una cocina, pero sin estufa, y una cama, pero sin patas. A pesar de que se partía la espalda trabajando en el bosque recogiendo leña, y vendiéndola, no ganaba lo suficiente, y en ocasiones hasta no tenia que cenar. Pero aquí alguien llegaba al rescate, todas las noches alguien lo visitaba, siempre y sin falta una figura encapuchada entraba una hora después de que Ken llegara de vender leña. Era una joven, la cual era tan hermosa como la luna, su cabello negro y largo, con sus ojos color café, y su tez de color blanca, la hacían la joven más bella de todos los pueblos. Su nombre era Kaori, y era quien le llevaba comida ya preparada todas las noches después de que su padre se quedaba dormido.

Ken y Kaori, se habían conocido anteriormente cuando Ken decidió vender los anillos de sus padres a un recolector, ella vio la situación por la que pasaba y le prometió que lo visitaría todas las noches para darle de cenar, lo cual al padre de Kaori no le gusto nada, y le prohibió salir a ver a Ken, pero esto no detuvo a Kaori y decidida fue la primer noche a darle de cenar. Ken estaba contento al ver una comida ya preparaba y mientras el delicioso caldo de pollo con verduras llegaba a su estomago, recordaba la ultima vez que había comido algo cocinado, algo hecho por su madre, en ese momento una lagrima rodó por su mejilla, y Kaori al verlo lo abrazo… y lo beso. Esa noche, como todas las noches se convertía en una cabaña solo para dos, donde nadie los molestaría, amándose, y acariciándose, sin tomar el en cuenta el tiempo, el cual pasaba rápidamente para los dos. Todas las noches y antes de la madrugada, que era la hora en que tenia que regresar Kaori a casa, los dos se perdían en su mundo de amor y deseo… y todo terminaba en la madrugada, donde Kaori se despedía y salía de la cabaña cubierta para que no la reconocieran, pero esa ultima noche que pasaron juntos… alguien los vio, y no se quedaría con los brazos cruzados…

Quizás el padre de Kaori era gentil con sus criados y en especial con una de sus criadas la cual acosaba siempre, pero con Kaori no lo era, y ese día que regreso a casa su padre estaba esperando en la puerta. “Te he visto”, le dijo su padre, y la tomo de su brazo con tal fuerza que la lastimo y la metió a su cuarto, encerrándola con llave…

Ken no recibió visitas ese día, ni al siguiente, ni al siguiente, ni a las dos semanas. A Ken le parecía extraño, y todos los días tenia la esperanza de que al llegar a casa ella estuviera ahí… pero no pasaba nada…

Un día, Kaori muy desesperada, decidió escaparse por la ventana de su cuarto, el problema es que su cuarto estaba en el Quinto piso, pero aun así decidió hacerlo… y salto. Para su buena suerte nadie la descubrió después de que recobro el conocimiento, tenia un brazo roto, y el cuerpo adolorido, miro hacia su cuarto y se percato que su cuerpo había chocado contra los árboles que estaban cerca de su cuarto, quizás eso aminoro un poco la caída. Se levanto con mucho esfuerzo y se dirigió a la casa de Ken, pero no contaba con que la criada que era acosada, se había dado cuenta de que Kaori estaba escapando… La criada no duro ni un minuto en anunciar el escape y el padre de Kaori salio con fusil en mano, persiguiéndola por el bosque tan espeso que hasta un buen guía, era capaz de perderse… Kaori no podía correr por su cuerpo malherido, y para su padre que estaba a tan solo unos pasos, fue como apunarle a un elefante a tan solo un metro de distancia… Disparo.

Ken llego esa noche a su cabaña, contento de que ya tenia algo que cenar, pues había vendido mucha leña, y había pensado preparar algo ahora el para Kaori, pero al llegar a su cabaña, vio una figura encapuchada, pensó en su amada Kaori, pero al acercarse vio la figura de un hombre, el cual solo extendió su mano y en ella sostenía una carta. Ken la agarro, e intentaba ver el rostro de esa persona, pero el solo se escondía y le dijo “Soy uno de los criados de la señorita kaori, me ha pedido que le diera esto”, con esto ultimo se fue y se perdió en la oscuridad de la calle.

Ken al abrir la carta se percato de lo que pasaba en la casa de kaori, y de que ese criado que le entrego la carta era quien la alimentaba en los días que su padre lo olvidaba hacerlo, y al leer unas palabras que lo dejaron helado, comprendió por que ya no había regresado después de tanto tiempo… “Si estas leyendo esto, probablemente yo ya este muerta, no podía soportar la idea de vivir sin ti, y que mi padre nos estuviera cazando, he decidió huir, pero no te aseguro que pueda ir contigo, lo intentare, pero no te puedo prometer nada… Te amo, siempre tuya…. Kaori”… estas ultimas palabras tenían un beso marcado.

Ken desesperado decidió ir a buscarla, o a vengarse… y salio con su machete que usaba para la leña y se dijo que no regresaría si no hasta que tuviera el anillo de kaori en su mano…

Ken fue rumbo al bosque, donde una vez en una de sus noches apasionadas, Kaori le comento que si ella decidía huir se iría al bosque… Ken estaba siempre con la mirada en alto, y en ocasiones por los suelos cuando se imaginaba lo peor, pero no encontraba nada. Las hojas secas comenzaban a molestar con ese crujido que hacen cuando uno las pisa, los árboles parecían jugarle una broma a Ken ya que parecía que estaba dando círculos. Ruidos y sombras parecían salir de los árboles, como si fueran animales con un gran hocico, los animales ni se acercaban a esa zona del bosque por el mismo temor que le tenían a los árboles… así Ken duro varios días buscando el anillo…

Ken había perdido la cuenta de cuanto tiempo llevaba fuera, y un día por la tarde, se recostó en el tronco de un árbol, y miro hacia el cielo, implorando ayuda por encontrarla aun con vida… y cayó en un profundo sueño…

Un recolector que pasaba por ahí, vio a Ken acostado y perdido en ese profundo sueño, se acerco y lo despertó, y el recolector no tuvo que preguntar que hacia ahí, pues solo con mirar a los ojos a Ken supo toda su historia… Ken se levanto y le explico al recolector que buscaba a una chica, y de pensar lo peor que también buscaba el anillo, y le pidió que si lo había visto que se lo diera… el recolector de un aspecto viejo y desagradable y con una larga y blanca barba le cubría la mitad de su rostro, sonrió y le pidió que lo siguiera… a Ken parecía reconocer a ese recolector pero no recordaba donde lo había visto.

Llegaron a un pozo, donde el recolector le indico con largo y huesudo dedo índice la entrada al pozo, Ken se encamino hacia la entrada y bajo por las escaleras, las cuales estaban alumbradas por unas pequeñas velas que estaban en las paredes… y al llegar al fondo no pudo creer lo que veían sus ojos, el pozo debía tener millones de anillos, todos de miles de colores y de formas, tamaños, etc.… Ken solo volteo a ver al recolector y le dijo que como podía saber que anillo era el de Kaori, el recolector solo sonrió y le dijo “póntelos y si ves el rostro de Kaori o su vida, ese será el anillo”… Con estas instrucciones, Ken comenzó a probarlos…

Al principio fue rápido, pero el hambre y el cansancio le ganaban, el recolector regresaba de vez en cuando con comida para Ken, y se quedaba a platicar, aunque a Ken no le gustaba platicar mucho… Ken se entero de varias vidas, veía rostros de bellas mujeres, no tan hermosas como kaori, y también llego a ver vidas de hombres con rangos altos en de su pueblo, entre muchas cosas… la desesperación llego y Ken no podía seguir, ya había revisado miles y miles de anillos, y el recolector llego con un costal mas de anillos y los hecho sobre la pila que Ken tenia apartada y que ya había revisado… esto desespero mas a Ken y el recolector solo rió y le dijo que tal vez era necesario buscar otra vez…

Ken no resistía… ya había revisado todos, excepto tres que había en una esquina, Ken, los veía y no podía remitir la idea de que tal vez uno era el de Kaori, pero probablemente, no lo era y todo el mes que paso escondido en ese pozo fuera en vano… Ken se acerco a un anillo, muy bello y con piedras rojas, tal como a Kaori le hubiera gustado que fuera, así que se lo puso, pero no era el de Kaori, era el de su Madre… “Mamá”, solo dijo esto y el recolector lo vio, se acerco… ken se quito el anillo y tomo el segundo que era un poco mas pesado, pero con unas letras marcadas con Oro… no hizo falta ponérselo para saber de quien era… “Papá”… Ken vio el ultimo anillo, se guardo los otros dos en su bolsa, y se puso el ultimo anillo… lo que vio fue una sorpresa, no era Kaori… era el padre de Kaori…

El recolector le pidió que se sentara y que le contaría algo… “hace tiempo, una chica se escapo de su casa, ella estaba muy malherida, y se perdió por este bosque, su padre, quien era un tipo muy malagradecido, la perseguía con una escopeta en mano… pero no se percato que alguien lo seguía por detrás a él. Cuando El padre de esta chica que tu buscas, estaba por dispararle, alguien lo golpeo por detrás con un tronco, provocando que muriera en el instante, creo que con el golpe lanzo un ultimo disparo el cual le dio a la chica… quien mato al padre de esa chica fue una de sus criadas, que estaba harta de ese patrón que tenia, y al ver a la chica muriendo, escapo asustada… mientras que el anillo de el señor aparecía… Yo que estaba cerca ayude a la chica, y me la lleve a la casa de los recolectores, y lo único que te puedo decir… es que esta realmente entusiasmada de verte”…

Ken y el recolector salieron del pozo, y para Ken parecía ser como si acabara de nacer, ya que la luz lo cegó, y antes de partir hacia la casa de los recolectores, el recolector sostuvo a Ken y le dijo que podía quedarse con los anillos de sus padres, que las personas tiraban esos anillos o los vendían sin pensar en el recuerdo y el amor con que fueron dejados… “te los has ganado”…

Llegaron a la casa de los recolectores y Ken pudo ver la figura mas bella que había contemplado ver… era Kaori que regaba las plantas y aun tenia un brazo enyesado, ella lo vio, y corrió hacia él, y al estar tan cercas de el se le aventó sin importar el dolor de su brazo… Los dos llorando como niños chiquitos, se llenaban de besos, y se preguntaban miles de veces “¿como estas?”…

Ahora Ken y kaori están casados y viven en la cabaña de Ken, la cual ya tiene un baño completo, una cama tan grande como para seis personas, y una cocina donde se han cocinado grandes banquetes… todo esto lo hicieron vendiendo la casa de Kaori y aun así les quedo para vivir mucho tiempo sin alguna preocupación… y sobre una repisa… esta una caja con tres anillos… dos de los cuales son los anillos de los padres de Ken y el otro del Padre de Kaori, que a pesar de todo lo que sucedió y lo que le hizo a Kaori… ella lo guarda para recordar.