Me dueles.

Profundamente me dueles.

Y la tarde
con sus rosas.

Y la noche
vestida de estrellas.

Y la luna
sin sueño.

Y el sol
dormitando
en las alas del monte.

Y la espina
en mi piel.

Y vos
profanándome el alma.

Me dueles
más allá
de la conciencia y mis entrañas.

Sufre mi carne
piel que no sangra.

Sufre el alma
aguijones de distancias.

Sufre la mirada
la boca callada.

Sufren mis gritos
amordazados
de abruptos silencios.

Profundamente
me dueles.

Y un destino grotesco
con nosotros
se ha ensañado,
que llenándonos de agonizantes
e invisibles pájaros,
nos mantiene separados.

Me dueles acá,
en esta alma quebrada,
la antesala
de la última morada.


Dedicado a la escritora y poeta Arihua.