A ella la mataron,
fue una bala –o más-
A mansalva y frente a mis ojos
el impacto
a la madrugada se ensuciaba, se nauseaba a la madrugada
– de ambulaos

Y nosotros, herederos,
heraldos reales, legados,
plagados de versiones,
complicados, implícitos,
adheridos, pegajosos de amantes.
-No te puedo dejar.

Esta vez fueron los indios
Como una de esas tribus, llenas de tabúes que no conozco.
Fueron las pistolas españolas que robadas dispararon.

Prefiero no pensar que fue culpa mía, no pudo ser mía.
Parece que nunca me dejarán tenerla.
Los nativos son crueles.

Ni una noche alcanzó para blandir
Para desenrollarme,
Yo con ella quería vivir del amor.
Recostarme en su vientre,
Renacer con su rostro.
En su figura deshacerme
Ser agua en su boca .

¡Quiero verla danzar, que me invierta su amor.
Que me descubra la cara, los ojos, los píes, los velos, los verbos!

Consuelo de que vuelas, quizás sí vuelvas,
que a parecer vas y
entre las paredes que estoy pintando
voy a encontrar tu color...

Y ver los trozos de mi sueño
Que sangran,
Que se desangran, ver
que se muere,
¡No la puedo dejar...que se muera...!