Después de pasar largo rato frente al cartel que ofrece las pulguitas (bocadillos pequeñitos) se deciden a entrar.
Se acercan a la barra y los miro. Pantalón corto rojo y camiseta blanca con la cruz roja detrás y el letrero: “SOCORRISTA”, los pobres tienen hambre y claro como todo ser humano tienen que llenar el estomago.
Les saludo y pregunto que van a tomar, me piden dos pulguitas cada uno para llevar y paso la nota a cocina.
Mientras esperan se quedan en la barra y yo disimulo como arreglando la zona de los helados.
He de reconocer que los chicos no están nada mal. Uno de ellos esta como mas de gimnasio, tiene los hombros anchos y se le nota trabajado. El otro esta mas o menos bien, lo que pasa que al ser un poco mas delgado y no tan alto no llama tanto la atención, pero en conjunto no tienen mucho desperdicio, vamos que son de los que vuelven loquitas a las niñas.
Sin poderlo evitar escucho la conversación.
El chico mas alto le comenta al compañero que el empezó a depilarse con cera caliente, luego paso a la fría, pero que ahora lo hacia con crema porque no hacia nada de daño.
Mis ojos como es normal se dirigen a las piernas. Ni un pelo, ni en los brazos ni en el cuello ni na, piel de bebe. El otro sin embargo parece que no ha descubierto ni la cera ni los depilatorios.
-¿No te hace daño? ¿De verdad? Pues tendré que probar a ver.- Contestación del compañero.
-¿Tú que dieta sigues? ¿De proteínas o de carbohidratos?- Pregunta el más alto
-¿Yo? No sigo dieta, lo único que hago es que para cenar me como una barrita dietética, de esas que sustituyen las comidas, con la que tienes que beber mucho agua y a mi me funciona.
-Si, yo también las he probado. Hay unas de la marca Diet que son de chocolate y naranja que están buenísimas, pero paso hambre con ellas, a no ser que me acueste nada mas cenar.
-Si es verdad, se pasa un poco de hambre, pero ¿has probado las de fresa? Parece que estés comiéndote un bombón.
Los miro sin poder evitar pensar que la peña esta medio loca, no puedo evitar pensar así, Estamos todos por la labor de que no se termine nunca la imagen perfecta.
Me acerco a la barra y les pregunto.
-Que ¿estáis de socorristas? (como si no se notara)
-Si, a pasar el verano en la playa.
-Bueno- les digo- es un trabajo entretenido. ¿Empezasteis el sábado no?
Si, el sábado y ya hasta el 15 de septiembre.
Por fin salen las pulguitas. Los ojos se les van detrás, calentitas y con el pan recién hecho pues ya ves, que ellas solas dicen cómeme.
El mas bajito le da un bocado a una con lo que le queda solo la mitad, mientras el otro me paga y comenta que no pudieron salir a comer hoy, porque les habían dejado solos en el puesto.
-Bueno pues nada, que aproveche, y que paséis un buen verano.
Se marchan mientras me quedo pensando en como cambia todo. Que diferencia de conversaciones a las de mi época. Los chicos se depilan, se cuidan, hacen dieta, siguen la moda al pie de la letra, viven para la imagen, no se, quizás estoy demasiado anticuada ya, pero no veo claro estos valores, será eso, que no he avanzado con la edad.
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