ADULTEZ
Hasta el año ochenta y nueve,
en el Parroquial trabajo,
veo la muerte y andrajos,
y penas que te conmueven,
parece que siempre llueve
se respira la pobreza,
el alma se siente presa,
vivo dolores ajenos
de penas me siento lleno
acá reina la tristeza.
En todos los hospitales,
el gran rey es el dolor,
y debes tener valor,
al luchar contra los males,
son peleas desiguales,
pues se pierde muchas veces,
el equipo se entristece,
la muerte nos va ganando
p’a no terminar llorando,
el alma se te endurece.
Para olvidar los dolores
Que mi trabajo produce
hay algo que me seduce,
es uno de mis amores
me gusta mucho el folklore
aunque no bailo ni canto
y para evitar el llanto
el baile voy ensayando,
lo hago mejor cantando,
y actuamos de tanto en tanto.
Eso me pone contento,
aprendía a bailar,
también podía cantar,
era mi mejor momento,
no hay lugar para el lamento
pues me siento enamorado,
al conjunto ha llegado,
la que sería mi esposa,
la vida es maravillosa,
pronto nos hemos casado.
Diez años duró esa historia
Y pusimos un negocio,
Hasta nos hicimos socios,
La vida es contradictoria,
Mi pena era notoria,
Hoy estamos separados,
El amor se ha acabado,
Me quedan los sinsabores,
Aunque tenga resquemores,
De nuevo he fracasado.
Al separarme perdí
muchas cosas materiales,
pero en las espirituales,
creo que mucho crecí,
de las penas no huí,
le hice frente a mis tristezas,
soporté con entereza,
todo lo que había pasado,
no me siento derrotado,
la vida de nuevo empieza.
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