Inicio / Cuenteros Locales / gui / El recinto de las estatuas
	
		 
 
 
 
 
Dos pasos breves y me sumergí en el mundo de las estatuas. Allá sentado, en su posición clásica, El Pensador parecía tratar de resolver el mismo problema insoluble que lo mantiene ocupado durante siglos. A pasos de él, el prócer Bernardo O´Higgins, sin mover un músculo de su cara, oteaba también alguna batalla pretérita. La Venus del Milo, eternamente bella, permanecía inmutable mientras el David de Miguel Ángel tampoco parecía intranquilizarse. Pegado a él, otra estatua y otra y otra y hasta un reconcentrado moai, asistían a esta convocatoria tan inusual. El espacio se deslizaba afuera raudo, en ese túnel oscuro que parecía conducir al más allá. 
 
De pronto, todo cambió y la sala de las estatuas se detuvo suavemente. El golpe seco de una puerta, de dos, de tres y las estatuas, que ahora cobraban vida, comenzaron a descender, dando paso a otras estatuas que, de inmediato, ocuparon su lugar. 
 
El Tren subterráneo siguió su marcha… 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Texto agregado el 12-06-2006, y leído por 392 
visitantes.  (7 votos) 
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					17-06-2006  | 
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					Genial! y tan real que da miedo, somos estatuas, no nos hablamos, no nos miramos, cada uno enfrascado en sus propios pensamientos nos deslizamos en el subte como en un sueño. Besos y estrellas. Magda gmmagdalena | 
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					13-06-2006  | 
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					Qué bueno!!! Me daría miedo ir en uno de esos vagones sabiendo de tu mirada. :) entrelineas | 
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					13-06-2006  | 
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					¿Santiago 100 palabras? El otro día tuve una sensación parecida: Frente a mi una muchacha a la que le envidié por lo menos una década. Tan comun que se confundía con la ventana, así de estática. Derepente sacó un bolsito mágico y metía la mano y sacaba pociones, emplastos, betunes. Comenzó por el estuco que le doró la piel pese a la luz artificial, luego betunes de colores que le devolvieron la salud y le profundizaron los ojos. Despúes un cepillo que transformó sus pestañas en plumeros. Así suma y sigue, la estatua se iba transformando en persona, el toque final y más rimbombante fue cuando un pequeño adminúsculo le multiplicó los labios para hacerlos carnosos y tropicales.
Es verdad, la metamorfosis de la estatua. (Lo voy a escribir pa reivindicarme ante ti) anemona | 
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					12-06-2006  | 
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					Estupendo, me ha encantado. Enhorabuena Alejandro_1007 | 
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					12-06-2006  | 
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					¡Qué bueno! Notable observación, y es la purísima verdad... Mis estrellas para usted. Anua | 
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					12-06-2006  | 
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					notable***** india | 
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					12-06-2006  | 
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					Curioso y bien escrito. Buen estilo. eneas | 
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