Algodon dulce, sabor a felicidad.
bajo ese arbol, caminando por sobre los pasos dibujados en mi infancia, por el mismo pasto, bajo los mismos arboles, y ese olor a recuerdo, indibujable, ese que ni yo entiendo.
verme ahora, despues de tantos años, angustiada por que solo quedan vestigios de lo que fue una linda vida feliz, por que ahora todo se cuestiona, por que perdi el poder de querer lo simple, de ser la niña mas feliz del mundo por que hablaba con los arboles, o por que recogia hojas secas en otoño, o simplemente, por llegar hasta el parque y correr, solo por correr, y la voz de mi madre y de mi padre diciendo que tuvieramos cuidado.
mis hermanas y yo eramos perfectas, nada era malo, y esas mañanas dominicales interminables, que se sellaban con el sabor de ese algodon dulce, ese sabor a felicidad.
y me miro ahora, tantas cosas vividas ahi, las mas lindas quizas, los momentos mas confusos y magicos, de cuento, de los que hacen caer en la cama para, finalmente, darte cuenta que si son ciertos, y las risas, y los besos, y las conversaciones, todo es cierto, e inolvidables.
y asi dejando marcas nuevamente en el parque, en las bancas bajo los arboles, en los cafes del sector, recuerdos con sabor a cerveza, o a dulce, a algodon.
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