a la deriva
Era un navío pirata conocido de uno a otro confín, de las Orcadas a las Islas Kúrilas, del estrecho de Bering a las antípodas, desde los tiempos en que Hernando Arias de Saavedra, Gobernador del Río de la Plata, traía caballos, vacas y otras yerbas a través del océano.
Ahora los restos del país insignia, de un montón de interminables dinastías que aterrorizaron mar adentro y tierra afuera, parecen haber sido localizados en un lecho marino en las afueras del Río de la Plata. Los investigadores creen haber encontrado los despojos del Río de los Pájaros Pintados en un área de dos milímetros por uno, a orillas del Nuevo Continente, informó el viernes un funcionario público de la Liga de las Globalizaciones.
El hallazgo de estos restos en la cuna del Océano de las Maldades tuvo lugar el pasado invierno boreal, veintitantos años después de que el navío zozobró en un banco del Fondo Monetario Internacional de Arena, en las afueras del subdesarrollo.
Los buzos han recuperado varios artefactos, entre ellos una Constitución traducida al portugués por el Brigadier General Fructuoso Rivera, con la inscripción de 1825, una copia del Himno en CD pirata de la Feria Tristán Narvaja, una bandera con los colores cambiados (era roja y blanca y el sol se había trastocado en estrellitas). La certeza es del 99% de que se trata del buque del pirata pseudodemócrata. Lo estamos considerando como el descubrimiento arqueológico más importante desde que se encontró un molusco petrificado el 25 de agosto de 1825 en las inmediaciones de Avenida de las Leyes, dijo el Doctor en Arqueología Sir Ventes, Director de la Comisión Destructora de Archivos y Memorias de la Ciudad del Nunca Se Sabe. No lo hemos identificado en un 100%, pero todos los indicios apuntan a que es el buque ya mencionado.
Los investigadores fundamentaron su conclusión en el sitio donde fue localizado, agregando además, están los artefactos que ligan la fecha del naufragio al período en el cual el pirata merodeaba las costas de América del Sur: un reloj de arena con el cual se medía el tiempo y la esperanza de la gente, un compás de espera para las necesidades de la sociedad y la bitácora, muy confusa, pues el bajo nivel de educación no permitía a los tripulantes darle un buen uso al idioma, se les hacía muy difícil plasmar en la realidad lo que formulaban oralmente.
Los buzos que han visto el sitio informan que es muy difícil divisarlo, dado lo turbulento del lugar y la suciedad del mismo. Cuanto más lo examinan, más se dificulta su identificación. Algunos ciudadanos plantean reconstruirlo y volverlo a la mar; otros, que sería mejor crear un museo, no sólo para este barco sino también para las otras muchas reliquias existentes en el lugar.
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