Hombres y mujeres son diferentes. Esa no es una novedad, pero estoy hablando en lo que se refiere a seres humanos que habitan en el planeta tierra, y no a sus diferencias biológicas.
Como mamiferos de esta tierra, nuestro comportamiento no se diferencia del resto de nuestros hermanos animales. Cuando observamos los esfuerzos de los machos dominantes de una manada cualquiera, por conservar sus hembras podremos comprender algo de las técnicas de conquista.
Naturalmente nuestra sociedad humana está acotada por los convencionalismo sociales que han nacido de las culturas ancestrales y de las imposiciones morales y religiosas. Por ese motivo los impulsos naturales de machos y hembras en su búsqueda de satisfacción sexual se topan con estrictas reglas de moral (que muy pocos cumplen), verbigracia; la monogamia.
La maternidad hace que las mujeres fijen su atención en la estabilidad, material y sicológica. Los machos en cambio, libres de esa responsabilidad, buscan satisfacer sus instintos en forma más liberal.
¿ Qué esperan las mujeres de los varones ?, su naturaleza es de tipo social y comunicacional. Una mujer siempre espera que el varon hable, converse, se exprese, sólo en esa forma ella puede bajar el puente de su comprensión en el castillo amurallado de su intimidad. Los varones, en cambio, observan el físico de las hembras como una selección natural de aptitudes sexuales o familiares.
Sonreir es importante, casi a todas las mujeres le agradan los varones con sentido del humor, pero ¡Cuidado!, ¡Nunca hagas una broma a una mujer!, ellas prefieren los varones locuaces y con sentido de humor, pero siempre y cuando ellas no se sientan afectadas. Las mujeres carecen del sentido del humor, no se ve muy a menudo en el mundo del espectáculo una "humorista" de sexo femenino. Su naturaleza es más cuidadosa en expresar sentimientos festivos.
La voz. Cuando se habla a las mujeres se deben usar vocablos cariñosos, tiernos. Cuando ya son nuestras amantes esto es más cierto aún. Muchas amantes se excitan con solo algunas palabras afectivas. Los varones en cambio somos más visuales y esperamos disfrutar de observar sus atributos naturales para lograr excitación.
Antes existía un refrán: "Cuando vayas a ver a la mujer, no olvides el látigo". Eso se malinterpreta. No significa que ellas esperen ser castigadas, menos ahora que existen leyes en contra del acoso sexual o de la violencia intrafamiliar. Más bien, las mujeres esperan que los varones sean firmes en sus convicciones y nunca blandos en el trato. Ellas confían en un ser fuerte, física y sicológicamente, pero odian a aquél que las castiga en forma desconsiderada. No maltratar a una mujer ni con el pétalo de una rosa, es cierto, pero... tampoco convertirse en un ser blandengue.
Dentro del esquema mental de nosotros los mamiferos está latente la poligamia. Existen algunas culturas que la aceptan. En nuestra sociedad cristiana occidental eso es mal visto, al menos abiertamente. Pero de hecho chicos y chicas han tenido experiencias sexuales variadas en forma simultánea en más de alguna ocasión. En el matrimonio eso ya entra en el ámbito de las promesas religiosas de fidelidad como "sacramento de la Iglesia", pero sólamente hasta ahí.
En una relación normal debe existir una secuencia normal de acontecimientos que derivará en una mayor intimidad a medida que transcurra el tiempo. Un error de nuestros abuelos, era el de llegar virgenes al matrimonio, (No objeto esa manera de pensar, que puede ser respetable), sino que ocurre que cuando transcurre el tiempo y las funciones biológicas dependen de convencionalismos morales ajenos al ritmo biológico, siempre se produce un trauma que la naturaleza no tarda en mostrárnos.
En una relación sexual, los varones debemos estar atentos a cada expresión corporal, visual, olfativa, y tactil de las hembras. Midiendo nuestros actos para ir poco a poco adaptándonos a las necesidades de ellas. El climax sólo se logra cuando existe armonía mutua entre los dos seres humanos. El mundo está lleno de varones que se satisfacen solos estando con una hembra, pensándo en que las mujeres deben conformárse con esa incompleta relación. Por el contrario, amar a una mujer es un arte, que no se puede lograr en una sola sesión, debe haber un aprendizaje mutuo y cada parte debe entregar lo suyo dejándo a un lado las trabas sociales y los tráumas morales que solo entorpecen lo armonioso del amor sexual.
Por otra parte solo el cine, las novelas románticas o las convenciones morales y religiosas se tragan el hecho de que el amor es eterno, o que se vive felices para siempre. Toda actividad humana, tiene un nacimiento y una muerte. Aquellas parejas de ancianos que vemos por las calle tomados del brazo pueden estar enamorados (¿?), o puede que estén aceptando los dictados de la moral social imperante. Cuando se llega a la tercera edad ya no somos apetecibles ni sexualmente atractivos de manera que la amistad de la pareja es casi inevitable, cuando ellos así lo aceptan.
( Continuará )
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