Salí entonces dispuesto a formar el cementerio club de las pasiones, tomando elementos del club de mujeres engañadas y el sgt pepper's lonely hearts club band, cuando se me ocurrió formar mi propia secta de adoradores de Gesualdo. Busqué entonces entre mis bocetos peñistas los razonamientos del tipo "what tha fuck" que escribí cuando planeé mi expedición botánica en el sur del klama hama, para terminar descubriendo que se perdieron en el desembarco de Normandía.
Se me ocurrió conseguir la liga con una banda de punk rock podrido que apestara a desidia y violencia, pero luego me di cuenta que era necesario llevar la bandera de la vanguardia y decidí escribir un manifiesto del tipo "top of the sword" que prepugnase la caída de la antioqueñidad y el comienzo de la ridiculez, que en el fondo eran la misma cosa.
Dejé el rock'n roll y me dediqué a la denuncia, soltando varias corazas hasta quedar desnudo al frente de un altar. Con una reverencia abandoné un antiguo ser, y decidí convertirme en un extraordinario sofá de paja; barato, desecho, inútil y abandonado en la carretera al mar.