De preferencia prepárese uno para tan peculiar tarea a la antigua usanza, buscándose para tal propósito una mesa o escritorio con suficiente espacio, hojas de papel, máquina de escribir y un asiento cómodo, siendo este último absolutamente indispensable. Ante todo despéjese la mente y relájese porque la inspiración, aunque no falte, difícilmente le guiará por el camino más sencillo.
Alcanzado ya este estado de aparente paz interior y comodidad, procédase a ordenar mentalmente las ideas, personajes y situaciones que se desea escribir, pero sin complicarse demasiado. La naturaleza misma del cuento le obligará a hacerlo o, al menos, a intentarlo. Ármese usted de paciencia y también de todas las herramientas, trucos y mañas que conozca para manejar a los verbos, sustantivos, adjetivos y cada minúsculo elemento que constituye y da forma a la literatura. Deje volar la imaginación y, si es necesario, también a las palabras. Tómelas, domínelas, hágalas hacer lo que usted quiera que hagan, pero siempre respetándolas, porque al fin y al cabo usted quiere ser uno con esas mismas palabras, usarlas para hacer magia en la mente del lector.
Ármese también de valor, no dejando que la hoja en blanco le intimide, le haga dudar, le haga sentirse incapaz de alcanzar su meta de llevar ese cuento a un buen fin. O no tan bueno, según sean sus intenciones. Teclee la primera letra en mayúscula y recuerde que desde ese momento ya no hay vuelta atrás. Oblíguese a terminar lo que ha empezado. La constancia, empeño, dedicación y esfuerzo son algunas cosas que también deberá tener a la mano.
Recuerde que la primera frase debe, de preferencia, cautivar la imaginación del lector o al menos llamarle la atención. Desarrolle después las ideas con una buena dosis de claridad, nunca sobreestimando sus habilidades lingüísticas ni su capacidad para exponer de manera comprensible las imaginaciones suyas, emociones, fijaciones subconscientes, y demás cosas que traiga usted en la cabeza. Trabaje con todas esas ideas, únalas, desúnalas a placer suyo, ordénelas como mejor le parezca y procure siempre llevar al lector de la mano en un viaje a través de fantasías, memorias o cualquier tema de su preferencia.
No se olvide jamás de revisar su ortografía, gramática, estilo y redacción en general para darle al escrito la fluidez y elegancia que merece. Hacer la revisión una vez difícilmente bastará, pero no se desanime, lo logrará tarde o temprano.
Para finalizar considere que una manera muy formal y académica de dar forma a un escrito de este tipo es seguir la estructura introducción-nudo-desenlace. Sin embargo le recomiendo que no se deje convencer por estas trivialidades. El mejor consejo sería quizá no seguir los consejos de nadie, incluido este humilde autor.
Felices cuentos.
|