A veces uno hace girarlo todo en Torno a sí mismo; eso no está mal: co0nfluyen energía a las que se alimenta, y también de las que uno se alimenta.
La locura consiste únicamente en confundir la confluencia entera con la realidad, pero, sin embargo, es integrándose enteramente en la confluencia cuando realmente más se confluye y por tanto existe mayor riqueza (mayor enriquecimiento), entonces, por lo tanto, necesario es saber entrar completamente y saber salir (necesario es sumergirse en las percepciones del ego incluso en las más radicales y ególatras, necesario es saber sumergirse libremente en la percepción de que todo gira en torno a uno, unirlo todo, fuertemente, mediante el poder de la fantasía y alimentarlo y luego necesario es saber soltarlo, lentamente, dejarlo ir, como un barco bien cargado)
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El egocéntrico tiene un inconsciente bien activo, lo hace y activa aún sin darse cuenta (desciende a las profundidades en la que lo atado está bien atado…, y hasta es capaz de que se sienta responsable). Es consciente de las ligaduras subyacentes.

Su realidad perceptiva es su poder, y hasta él desciende y entonces alimenta, pero es sumamente importante saber subir y saber sencillamente que se está alimentando lo atado. Al subir suelta la amarra y el barco se va luego de haber sido cargado, hacia un nuevo rumbo… quizás reate, nuevamente, en los próximos encuentros.
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La fuerza de la personalidad consiste en atar y desatar.
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El egocéntrico es más que un amor desesperado, aunque eso es precisamente lo que en el fondo nos parece, es sencillamente alguien que siente una responsabilidad en el vínculo de la unión… sólo si sabe que ha cargado bien soltará la amarra.

Otros no son egocéntricos… distraídamente ven los barcos navegar tranquilos.
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-Tan tranquilos ¿Verdad? – uno siente placer al verlos navegar tan tranquilos. Es placentero verlos navegar, para mí (y colocó una mano en su corazón), tan tranquilos.
Es placentero.
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Ahora bien, entonces se cree (para el no-egocéntrico) que todo acercamiento implica una atadura, un modo de atarlo. Entonces el no-egocéntrico, el que siente repugnancia a las ligaduras y placer en la ligereza, debe volverse liso…, superficie.
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(¿Su lema?: “Yo no, yo no”)

(¿Su logro?: No-yo)
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El egocéntrico liga mediante su propio argumento lógico…, aún cuando no sepa ser capaz de expresarlo.

Y aún cuando no sepa siempre expresarlo, reacciona siempre según su propio argumento lógico.
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Hace bien: se preocupa en doblar su fuerza (lo cual realmente intensifica la energía que corre por las ligaduras). En su egocentrismo refuerza.
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El egocéntrico responsable sabe y siente que debe doblegarse ante lo que siente.
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Es un siervo que actúa en consecuencia de lo que nos une subyacentemente, lo acata y lo refuerza.