Quiero quitarte de encima, amor que muerdes como aguardiente las entrañas, entonces, salgo a caminar.
Ya en el exterior, la bruma va cerrándose sobre mí, siento su abrazo de humo como si de ella se tratara.
Un banco de plaza concibe la existencia de mis átomos.
El rocío baña todo como una mortaja melancólica, intento descorrer una ínfima parte de ella y lo mojado de la superficie me recuerda la insinuación de sus lágrimas aquella tarde, y la tristeza que impregna todo húmedo en derredor es mi llanto que cae como hojas al viento, movidas por el otoño de tus ojos.
Exhalo y el vapor que de mí sale en esta mañana que hiela los sentires, parecieran trozos de alma que escapan deseando buscarte, vagando sin rumbo, abandonados, sin esperanzas, con tan solo el sonar de la soledad en lo profundo de sus abismos.
Mis pies se han hecho raíz, mi piel es la corteza centenaria que poco a poco se seca sin la bondad del riego de tus manos.
Llevo un carretel de hilo y aguja en el bolsillo para remendar este horizonte en harapos, este corazón de arena que, reseco, se desintegra sin la sabia de tus besos y mis manos tiemblan al buscarlos.
Mi mente, cruel mentira de los sentidos, trastabilla con tus palabras, las baraja y vuelve a dar un juego no propicio para mí.
Desprotegido, he deambulado entre las cenizas de lugares que no existen, perdido entre relámpagos de tu nombre traetormentas.
Te escucho, te llamo, mas no te olvido.
En sombra de sombras me he convertido, olvidando el origen, la gota, que una tras otra forma un río y desemboca en océano, uno tan grande como mi amor por vos.
La vastedad de lo infinito parece plasmarse en los pétalos de tu rostro, muda mordaza que alcanza lo mutilado en mi.
Me he desnudado
Caigo de tanto amor enmohecido.
Caigo y cuando lo hago lastimo el vacío tratando de asir lo que no tengo, la falta y la ausencia se hacen presentes, te rozo tan siquiera con la memoria de la punta de mis dedos y la fibra de mi corazón.
Como dice la canción de Peter Gabriel:
“Sufro por ti
Me dejaste,
Tan difícil seguir adelante
Sigo amando lo que se ha ido
Dicen que la vida continúa
Continúa y sigue y sigue y sigue”...
A pesar del alcohol que embriaga mis venas para poder olvidarte, sentado en esta plaza, derribo las estructuras para poder buscarte una y otra vez, entre la locura de la vastedad, entre lo exiguo de mi vivir, entre lo anónimo de esta victoria que parece quebrarse a cada paso.

17:00hs.
09/06/2006. –