Hoy como tanta gente en el mundo miro solo fútbol. El fútbol es algo que hace correr sangre en las venas, algo que conmueve, paraliza, refresca y porque no, entristece.
Para mi fútbol es el primer año sin mi padre (falleció en el 1978, meses antes del mundial). Es una multitud de recuerdos y fervores. Y luego de muchos años, un dolor grande que me recordaba que mientras yo festejaba los goles frente a Holanda de la final del ’78, muchas madres caminaban llorando por sus hijos, exigiendo una justicia que llega tarde y mal. Pero a veces...llega.
Fútbol es, para nuestros países, la representación moderna del circo. Sirve para que la gente no recuerde que hay hambre, guerra, muertos, sida y dolor. Alguien se preocupaba ayer por la actividad de nuestros concejales que quizás entre tiempo y tiempo, partido y partido y aprovechando la distracción de la mayoría, firmaran algunos cuantos papeles que a la larga nos perjudicarán. Pero no creo que eso pase.
Recomiendo a todos (y a todas) que suspendan un minuto sus actividades y se permitan la emoción del partido, que se dejen llevar por al emoción del himno...
Esto sale muy comercial, muy de propaganda de coca-cola, pero...cuando descubrís el fútbol...descubrís una emoción distinta.