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YO NACI



Yo nací...que digo, existí siempre, como tu, o no tienes esos recuerdos vagos de un día un pato, paria, rey o nada. De donde entonces escribes, de eso es, de una vida, un día, siempre, y estamos ahora aquí, explicando la oportunidad que tenemos de comunicar por Internet; que fue del humo, los tambores, el cuerno, la paloma, el telégrafo, nunca existió en tu vida si tienes veinte años. Eso es el presente, los recuerdos están detrás, el nacer esta detrás, nuestros recuerdos son de cuando sabíamos hablar, comunicar. Lo de antes son sueños; a veces me he contemplado volando, temo caer, temo elevarme. En otra ocasión persisto en amar a alguien que no conozco, y esta ahí pasando por la arena, el mar y el sol radiante, la miro como de siempre, creo ver en su cintura mis manos, sonrío, ella es, y, adelante, pasa sin más.
Ahora estoy con el trabajo de herrero, me traen muestras de finos metales caprichosos para reproducirlos, el trabajo es a puerta cerrada, porque he de decirlo, es de alguna manera ilegal. Se puede encontrar este arte por las ferias populares a precio muy cómodo, no se para que sirve, pero igual lo compran; también se encuentra en las tiendas del centro y los grandes almacenes a un precio diez o veinte veces mayor pero con su marquita primorosa GENESSIS@ O RAPETT@. Este trabajo no es permanente, a veces por el puro hambre debo salir a lavar carros y fingir que los cuido en los estacionamientos públicos, pararme a la orden, cuando se retiran, por unas monedas que me caen bien. En una ocasión me encontré sobre un palo mugriento de mis propias heces y escuchaba unas trompetas y el eco de un piar, sentía mis extremidades muy fuertes, el abrigo suave de plumas y el pico a destrozar, me rodeaba un enrejado metálico que no recuerdo si yo mismo lo hice. Ese día sentí volar, no recuerdo más. También puedo explicar que en una ocasión mastique marihuana, al comienzo era una tierna lechuga, luego el sabor se torno agrio y ya no lo sentí en mi boca, en mis ojos estaban prendidos unas imágenes que no se describir. Pudo ocurrir allí, una generación de mi vida, que era? En todo ese tiempo; en el libro de Hemerde Van Arden dice “ignoramos nuestra vida, en el transcurso de un alucinógeno, es no vivir”, tan popular entre los jóvenes como el anticonceptivo que no se llega a usar, porque no me gusta el jebe, además lo saco a tiempo o cinco minutos mas la chiquilla se desanima o el padre llega o hay mas gente, y el amor es ahora....y plop, nueve meces después nací....era yo?, me pasearon en coche una fila de jovencitas solitarias, quien era mi mama?, por las plazas principales en el que hay unas raquíticas palmeras. Además era un ave marina, que dormía en esas palmeras y abajo se enojaban de mis excrementos nocturnos que estallaban el pavimento blanqueándolo para el día. Es muestra de mi vida, he, y ahora estoy sentado ante varios pliegos de cuentas, son los informes de las sucursales del banco, y mientras llega el informe minero, estoy viendo carreras por el cable; me encanta el tremendo rugir de un formula uno; un hombre esta corriendo delante, hay una senda verde de arbustos chicos, los sortea con habilidad, de costado y mirando atrás de ves en ves, ve un oso blanco pesado corriendo detrás de si, tengo frío, de pronto hay nieve, pido café, viene Macarena, humeando una fuente, y sus piernas están suaves, ella sonríe acariciando mi espalda, aprieta un botón y el peluche empieza a saltar, te gusta Maquita, dice el director, mi jefe, nos mira con buenos ojos. Macarena tiene trencitas verdes, Alga Vennus, comprado en ESSORIPLEY, el mercado submarino. Hasta donde he llegado, esta tendencia de piratear, la necesidad de vivir, el mercado del trabajo que no copa el gobierno con sus medidas industriales, carajo, como jode. Y el comercio da, es inmediato. Libros, CD. Ropa. Uno sigue el ritmo de la moda y las necesidades, estoy pirateando tus recuerdos, paténtalos, pero igual.
No me sirvieron huevos, solo te; que onda, como descuidan sus moscotas, que época; se vienen tiempos difíciles, ¿he de buscar yo mismo mi sustento?, eso es primitivo. El amor es un ritmo en que la gente ya no vive, tengo que roer su corazón, hacerme sentir, ¡que humillación. Y el pan es muy grande, como puede caber todo eso por la puerta de mi casa. Que se friegue el gato, hoy no come huevos, pero igual jugara con mi pan. Tengo el recuerdo en que una vez resbalo y su pata delantera quedo atorada en la entrada de mi casa, una pata peluda y de grandes garras que lo cubría todo y me quito la luz.

Texto agregado el 28-12-2003, y leído por 231 visitantes. (0 votos)


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