Poco antes que el día terminara y fuera a dormir, monseñor me llamó a su oficina para decirme :
- Bien, quiero pedirte que mañana acudas temprano a la oficina de correos y dejes estas cartas que he terminado de escribir.
Y luego de revisar cada uno de los sobres que tenía en sus manos, fue entregándome las misivas una a una.
- Esta, como verás, es para nuestro jefe que se encuentra en Roma, en esta carta le solicito su aprobación para nuestro proyecto de ayuda a la comunidad. Por su parte, ésta es para el depósito de maderas, pues quiero saber cuanto nos costarían los materiales para construir un dormitorio general en la parte posterior de la iglesia.
Entonces interrumpí a monseñor :
- ¿Va a construir un dormitorio en la iglesia ?
- Sí, - contesta monseñor - pondremos todo nuestro esfuerzo en ese proyecto, ya no sólo es necesario dar alimentación a la gente necesitada, algunos niños y ancianos de la calle necesitan un lugar donde dormir también, al menos hasta que se puedan reubicar por sus propios medios.
Luego continúa:
- También tengo esta para el maestro Juan, el carpintero que podría construir aquel dormitorio que estoy proyectando, veremos cuanto nos costará llevar a cabo aquella edificación.
Comprendí entonces que los proyectos de monseñor eran bastante grandes y ambiciosos, pero estaba seguro que lo podía lograr. Finalmente tiene tantos amigos que siempre le ayudan en sus ideas.
Luego, monseñor finaliza su entrega de cartas con la última de ellas:
- Esta es para mi madre que se encuentra bastante lejos de aquí, pero siempre le estoy enviando algunas noticias mías.
Transcurridos algunos instantes de silencio y reflexión, monseñor me pregunta :
- ¿Le escribes a tu madre regularmente ?
- Realmente no monseñor, - contesto con algún sentimiento de culpa – pero creo que le escribiré pronto.
A lo que monseñor refuta :
- Pues deberías hacerlo, jamás dejes de escribir a tu madre si ella se encuentra lejos, pues nada mas desea ella que recibir noticias tuyas. Te diré que lo mas cerca a lo divino que tenemos los hombres es nuestra madre. Es la única persona que te amará siempre y por siempre de manera incondicional. Y si alguna vez el mundo te acusara de algún crimen que hubieras cometido o no, será tu madre la que alzará su voz enérgica contra el mundo para declamar : Mi hijo es Inocente. Ve y escríbele algunas líneas, aquí tienes algunas hojas de carta y sobres para enviar.
- Sí, sí monseñor, no dude usted, le escribiré – le respondo meditabundo – además, mañana temprano iré al correo a dejar sus cartas.
Me despedí de monseñor y fui inmediatamente a mi dormitorio reflexionando profundamente sobre las palabras que me había dicho. En la silenciosa soledad de mi lugar recordé a mi madre y sentí un gran deseo de verla nuevamente mas solo me quedaba el consuelo de escribirle una carta.
Tomé las hojas que me había dado monseñor y sobre sus líneas escribí a mi madre:
“Madre querida:
Primeramente, quisiera pedirte perdón por no haber escrito antes, podría decir que no he tenido tiempo pero no te mentiré en esta oportunidad, lo cierto es que fue sólo ingratitud, es decir, ingratitud por no escribirte, pero no ingratitud de no recordarte, ya sabes que te recuerdo día a día como siempre te lo digo. Me gustaría mucho estar a tu lado nuevamente porque ciertamente te extraño, es uno de los problemas que he tenido con esto de ser vagabundo: Estar lejos de ti y de nuestra familia.
Recuerdo que estabas muy dolida cuando te dije que había decidido viajar por el mundo porque tenía muchos deseos de conocer gentes y lugares, en realidad, en ese momento no comprendí el gran dolor que te causaba. Y curiosamente, a pesar que no estabas de acuerdo con mi decisión, me prestaste toda la ayuda que estaba a tu alcance. Y no creas que no sé que vendiste varias de tus cosas personales y pediste ayuda a tus amigas para comprarme estos lindos zapatos que aún calzo, pues decías que para caminar lejos se necesitan buenos zapatos.
Pero creo que hoy tengo una gran noticia para darte, pues puedo decirte que hace poco tiempo he conseguido un empleo donde me proporcionan todas mis necesidades. Imagina, tengo un lugar seguro donde dormir y además tengo mi alimentación segura todos los días, ya no debes preocuparte ni preguntarte si los vecinos me han dado algo de comer o si he dormido en alguna plaza, o cosas así.
Mi jefe, el que me contrató, es un hombre extraordinario, mejor dicho, un amigo excepcional, todos le llaman monseñor, No sé si es su nombre o el título que recibe en su trabajo, y su labor, puedo decirte, es algo que nunca imaginé. Con decirte que muchas veces llega con su camioneta cargada de niños o ancianos que no tienen donde comer y los trae a la iglesia donde les da buena alimentación. Ah sí, olvidaba decirte, trabajo en una iglesia.
A veces monseñor, sale incluso en las noches, cuando hace mucho frío o llueve y rescata a aquellos chicos que duermen bajo los puentes o en algún otro lugar indebido de la ciudad y los trae a la iglesia y aquí les damos algo caliente para que no sufran del frío del invierno.
Imagínate madre, ahora monseñor no sólo desea darles alimento sino también ha pensado construir un dormitorio enorme donde puedan dormir. Yo creo que monseñor está pensando en tener un verdadero hogar para aquellas personas necesitadas, incluso si él llega a realizar ese proyecto yo he pensado sugerirle que bautice aquel recinto con el nombre de “Hogar de Monseñor”, aunque sé que no aceptará ese nombre, pues no le gusta figurar en ese sentido, También he pensado en algo así como “Hogar de Cristo” que creo será más de su agrado y quizás, quién sabe, monseñor acepte.
Sé que te estarás preguntando cuánto gano, cual es mi sueldo. Bueno, al respecto te diré que yo mismo no sé acerca de eso, pues monseñor nunca me ha hablado de un sueldo ni nada parecido. Pero eso a mí no me importa mucho porque en este trabajo que realizo he tenido la oportunidad de ayudar a mucha gente y eso da mucha más satisfacción que el dinero, además si ganara un sueldo, estoy seguro lo destinaría a las obras del hogar que desea construir monseñor.
Y eso no debe sorprenderte porque yo mismo he recibido mucha ayuda, imagínate que ya he renunciado a la idea de ser vagabundo y creo que pronto retomaré los estudios, pues monseñor es profesor y me dijo que hablaría con el rector del colegio donde trabaja para que me admitan como alumno. ¿Recuerdas cuando estabas muy triste y me pedías que no abandonara el colegio?, pues ya no debes preocuparte, pues pronto volveré a los libros como te contaba.
Ah, también te diré que aquí en la iglesia tengo dos mascotas, dos perritos igual como tenía en casa, uno se llama Cardenal y el otro Eminencia, nombres que le puso monseñor y que causan la risa de todo el mundo.
Bueno madre amada, se ha hecho tarde y mañana debo ir temprano al correo a dejar las cartas de monseñor y ésta que te escribo en estos momentos, no debes preocuparte por mí, yo estoy muy bien y tengo muchos amigos, pero creo que mi amigo principal es monseñor, no sé por qué.
Te diré muy en secreto que una vez me dijo la señora Domitila, que es la encargada de la cocina de la iglesia, que en su infancia monseñor había sido muy pobre y también más tarde, en su juventud había sido algo vagabundo, incluso había llegado hasta Europa, ¿te imaginas?, tal vez por eso tengo mucha afinidad con él.
Me despido entonces, un beso grande del muchachito que te ama.
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Cerré la carta de mamá y deseé que llegara pronto la mañana, pues sentía enorme ansiedad por dejar en el correo su cartita, junto a las de monseñor.
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