LOS DOLICOIDES
(o el regreso al Paleolítico)
-“Como se ha dicho anteriormente, para tener una idea medianamente satisfactoria de lo que fueron o son los dolicoides...”, repetía Cristina una y otra vez intentando fijar en su memoria la lección de historia para el escrito.
Juan José, su padre, estaba afuera de la humilde vivienda engrasando los ejes del carro y por el hueco que hacía de ventana escuchaba atentamente lo que su hija estudiaba.
-“Su economía, por llamarla de alguna manera, la debemos entender como la búsqueda, producción y preparación de las materias que sirven a la satisfacción de las necesidades humanas, de manera especial la nutrición...” Este escrito era especialmente importante para ella porque tenía apenas un seis, Historia no es de su agrado, en cambio, Matemáticas y Física, en esas materias es la mejor.
Ella nunca sintió vergüenza por tener que concurrir al liceo de sandalias en pleno invierno, o por no tener algunos pesitos para quemar en la cantina... -“Vergüenza es robar... y que te vean” le decía - entre risas- desde chiquita, su abuela.
Cuando cursó la escuela la cosa era distinta, Juan José trabajaba en la fábrica y su madre en la tienda, y ella prefiere quedarse con esos momentos, con esos recuerdos lindos. Cristina a pesar de su corta edad, recuerda paso a paso cómo sus padres levantaron ese hogar que aún está sin terminar, estrenaba túnica nueva cada dos años y nunca le falta ningún útil ni libro solicitado.
-“La técnica más simple y primitiva en la obtención de estas materias, y que a un tiempo es la que corresponde a las culturas pertenecientes a esta primera capa de la población, es la que se limita a recoger, levantar o recolectar todo aquello de aprovechable que la madre naturaleza ofrece al hombre...”
- ¡Qué boleto! Dice para sus adentros Juan José
- - Recolectar lo que la madre naturaleza les daba...
-“A este sencillo tipo de economía, que no conoce la agricultura ni practica la ganadería se le aplica el nombre de “parasitaria” o más generalmente “recolectora”...
Y se quedó en sus meditaciones, y paró definitivamente la oreja, y ya no engrasó más los ejes de su carro, ahora sólo escuchaba lo que su hija leía y pensaba...
-Parasitaria..., parasitaria..., queda mejor recolectora, pensar que aunque hablen de hace miles de años, ya a los que recolectaban, les llamaban “parásitos”
- ¡Cómo si recolectar no fuera un trabajo!
-“La vida de los pueblos recolectores ha de depender en gran parte de numerosos factores externos...”
-Increíble, pensar que ya los jodía esto de la globalización y los factores externos, bueno por lo menos no es un verso nuevo...
-“Pues claro está que la adaptación al medio es esencial en esta economía primitiva, y que la población que vive en una región determinada tiene forzosamente que adaptarse a los alimentos que allí se encuentran...”
-¡Ja! Si de adaptarse se trata, quién mejor que yo, se repite para sí mismo Juan José, terminé el liceo, estaba trabajando bien, me estaba haciendo la casa, no conozco de “agricultura” ni “ganadería” y ahora vivo de lo que “recolecto” con mi carro “adaptándome a los alimentos que allí encuentro”, también me adapto al “medio” en que me toca vivir y sigo dependiendo de “factores externos”...
- ¡Qué lo parió! Soy en definitiva un “dolicoide” pero del siglo veintiuno.
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