Perdón mi vida, perdona esa derrochadora vergüenza de mi mismo, esa muestra de voluntad vencida, y la imprudencia con la que lance mi verdad a tu pecho, te confundí con mi alma gemela de nuevo y que insólito que estropearas palabra a palabra mi poesía, escondiste tu compasión anoche mas allá de mi alcance, noche triste de agónico desenlace, cataratas desde mis manos, fuego anticipado del infierno cobrando deudas de amor, honor asfixiándome las entrañas, muerte asechando en lo profundo, vida desparramada en lagrimas y vacío yo esperando tener el valor para quitármela, dejar esta embriaguez de tristeza por una caminata en el prado gris de mi soledad, mientras fría la lluvia cae mojando la tumba de mi única sonrisa, ironía de mi desengaño, ser yo quien alimenta estas espirales, ser yo quien te pone siempre delante, que no pudo ver que ya te me fuiste, demasiados pasos al borde del abismo nos alejaron y solo me quede ahí, escurriendo mi corazón, como un viejo al pie de la tumba de su amada, bebiendo a sorbos el elixir de mi esencia, escuchando el eco de tus pasos como ya he sabido, alejándose, pero esta vez sin empatía ni regreso, perdona tanto lamento que puse a tus pies, lamento tanta lluvia que caerá por mi pena. Pero amor mío no lamento haberme vencido a mi amor, que como un niño mostré mi cara y deje mi orgullo con esperanza y tontería, que otra vez te lo dije todo sin medirme, dejando al espíritu tallar mis palabras en poesía, que al final de tanta desgracia me arrullo como un bebe cantando que volverías a mi en otro tiempo, que mi cariño te vestiría de flores, que el tuyo me despertaría cada día y adornaríamos juntos un jardín donde el sol pueda brillar eterno sobre nuestros espíritus. |