Estimada Natalia:
Te saludo afectuosamente a la vez que te envío mis más efusivos agradecimientos por haber optado por tan generoso gesto de desearme un feliz cumpleaños en el día de mi onomástico, del pasado 5 de octubre, día el cual pasé bastante agradable junto a mis familares, amigos cercanos, y otros allegados de especial importancia para mí, a quienes dudo mucho, tengas también por conocidos.
La razón de esta carta es la de hacer una crítica al saludo de cortesía que me hiciste llegar vía e-mail. Al margen de la severidad con la que abordaré la intención tuya, la cual, a su vez, a pesar de todo, considero de noble voluntad, pues es bastante probable que en tu interioridad, hablemos de lo afectivo y sentimental, tu finalidad sea transparente, dadivosa y, en realidad, sincera, criticaré, en cambio, acerca del saludo en cuanto se presenta, la forma. Asumamos entonces, pues, el asunto, como si fueramos víctimas directas, protagonistas del método, somos quienes sufren en carne propia del clásico conflicto posmoderno, y semiótico, en cuanto a forma y contenido, estructuralista incluso atrevería en afirmar.
Dado pues que en las interrelaciones sociológicas un saludo que dentro de sí podría estar cargado de una espontánea honestidad, por el contrario su superficie, la forma en que se presenta muchas veces imprecisa, elige caprichosamente la máscara del lobo, en contraste, prestándose todo ello a una ambiguedad posmodernista como bien refería. Por un lado confirmando su parámetro discursivo, y por el otro, según la convención del grupo, succionando la real humanidad del ser que emite el uso.
Por ello divido mi crítica en estas dos dimensiones antes de empezar a deshilvanarla.
Acerca de tu saludo entonces, no comparto contigo, algo que ni siquiera faltaba más que aclarar, por lo obvio claro está, el deseo de bienestar que me brindas, el mismo que considero de falsa naturaleza, dado pues, que no te veo hace más de siete años, por lo que no entiendo de qué bienestar me hablas si por bienestar entendemos el concepto del buen, equilibrado y gozoso estado de salud personal en la vida diaria. Me deseas algo que en estos siete años jamás cercioraste en verificar personalmente al menos en uno sólo de los 2555 días que estos significaron. Por lo que tus deseos al respecto me parecen repletos de hipocresía, de una falsa postura de preocupación y de cínica causa, a juzgar por la forma en la que me lo presentas, insisto en ello para evitar posibles malentendidos.
Por su parte una segunda crítica, apunta hacia la falta de sensibilidad que me dejas entrever con tu actitud. Como mujer, creo, toda fémina debiera poseer al menos en un mínimo porcentaje algo de buen tino y de tacto, para así no ser luego tildada de mujercita fresca, insensible o mujer de ideas baratas y de pocos escrúpulos, siendo esta, grave falta, ya que, según reglamento ético de nuestra sociedad, latinoamericana, esta falta se relaciona a otros tipos de conceptos poco decorosos sobre el recato en las mujeres y de lo que debieran ser sus buenas costumbres inculcas desde niñas.
Sobre tu falta de sensibilidad mencionaba, tu saludo de cumpleaños que siquiera no hace el mínimo esfuerzo por esconder su carácter de rutinario, según dictadura de agenda. Aún peor, con extremo desparpajo, para el cual contribuye en inmejorable forma tu texto presentado. Pues eso de que "pasaste y viste en tu lista de cumpleaños mi nombre y bueno por ello es que me saludas", creo se trata de un atentado ético, a las buenas costumbres, a la amistad, ya que así la consideras, entre tú y yo, la cual no sé desde qué ángulo logras visualizar de ese modo, atentado a todo ello, pero lo más preocupante, atentado a tu propia dignidad de mujer, que como mencionaba, debiera al menos rescatar algo de orgullo y estima hacia sí misma sin caer en afrentas que la denigren.
Pues a esa imagen me remites, algo así fue lo que escribiste, y me disculpo si no soy literal ni textual, pero si mal no recuerdo, eso es lo que llegue a leer, antes de eliminar tan asqueroso y apócrifo saludo de onomástico. Yo siendo varón y fresco, en muchos casos, creo jamás, hubiera, ni en el más etílico de mis estados, tenido la estúpida ocurrencia de enviar a nadie un saludo como el que me enviaste.
Por su parte, una tercera crítica se refiere al carácter virtual de tu saludo. Y ya para no ser reiterativo y también para ahorrar algo de tiempo te invito a leer acerca de mis textos muchos de los cuales se refieren al mundo de lo virtual, del Internet, pero sobretodo acerca de la sociedad posmoderna y sus conflictos, entre ellos las estupideces en las que se incurre, características intrínsecas de la sociedad, así como de tu persona. Te los dedico por ilustrar ceñidamente los causales a los que me refiero: de trivialidad, automatismo, estupidez de por sí y otras cualidades propias de la sociedad referida.
Pues, mi estimada Natalia, eso es todo lo que tenía que escribirte al respecto. Asimismo, debes saber que si deseas replicar algo sobre la presente estoy abiertamente disponible a leerte vía e-mail.
Finalizando sin tener ya nada más que agregar me despido, agradeciendo tu atención prestada y deseandote mis afectuosos y cordiales saludos.
Hernan H. Ochoa C.
|