Inicio / Cuenteros Locales / yamilethlq / Una plegaria a destiempo
Voy a sacarte de tu exilio, para decirte
qué hacer cuando la desesperanza
tropiece de nuevo en el entrecejo estremecido
Voy a gritarte todo eso que debiste saber a tiempo
y será como decirte nada,
porque el luto dice nada y oculta todo
Pero, ¿te acuerdas de la lágrima negra en mi zapato?
Yo te enseñaba a acortar el camino
y tú sólo querías que lloviese para que cese ya
ese nublado
Recuerdas —¿no?— el avión de crepé que
nunca echamos al vuelo,
era diciembre: esperábamos un enero
y cuando apenas iba llegando te dormiste temprano.
Esa noche no hubo brindis ni evocaciones
no hubo recuerdos para este eclipse y tantos otros.
Luego vendría tu mudez de brazos lánguidos
(sin hijos a los que abrazar)
y una sonrisa desconsolada
(acaso mía, pero siempre tuya)
esa entrañable afonía que lejana me llama aún a deshoras
perdonándome la tardanza (siempre mía, pero acaso ajena).
Tu esposa aguarda con una plegaria un último beso
Ya no es feliz ni lo intenta: está umbrosa: está sola: no está
Y yo, que la cuido poco, sólo sé gritarte (a destiempo)
con mis manos puestas sobre tu última fiebre sin hospital,
escapándole a tu pulso, incrédula de tu ausencia,
de mi tardanza despiadada,
de esta mudez compartida
porque el luto —a pesar del llanto— dice nada y oculta todo.
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Texto agregado el 07-06-2006, y leído por 303
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