Y colorin colorado este cuento se ha acabado…
“Maria Virginia despierta, Oye “Tierra llamando a Maria Virginia” –esta bien ya te escuche, que clase tenemos ahora?
“Química respondió mi amiga y valerosamente se dio media vuelta y emprendió su viaje al salón de química.
Era como un inmenso rinoceronte caminando majestuosamente por la selva. Por entre las hojas y los árboles se asomaba un pequeño mono rechinante, mientras que el rinoceronte seguida su camino moviendo su cola de lado a lado de aquella forma hipnotizante.
Después de unos cuantos segundos, como efecto retardado de una adolescente saturada, la selva fue perdiendo color, y las hojas y árboles empezaron a desaparecer. El mono se había tornado humano y la cola del rinoceronte en cabello. Entonces se volteo y dijo
- “No vienes, la química orgánica espera por ti”- ya voy respondí desde mi silla “No griten, esto es una biblioteca” chillo el mono. “Lo siento Profesora Riquelsen respondí. “
Por un momento medite levantarme, y entonces escuche las voces de un grupo de niños. Me acerque al salón de lectura y como animal de zoológico me pegue al vidrio.
“...y entonces el león prometió nunca mas volver a dañar ni al mas mísero animal. Y colorin colorado este cuento se ha acabado…”
Por un momento me sentí niña otra vez, sin ningún sentido de tiempo y contemplando felizmente hasta una hormiga. Uno de los niños me saludo y en cuestión de segundos la profesora les incido a los demás que hicieran lo mismo.
Y como juego de imitación, se pararon las otras quince cabecitas a saludar. Sonreí honestamente como suelo hacer cuando escucho un cumplido, y lentamente voltee la mirada al suroeste. Empecé a caminar pensando en aquellos momentos de los que escasamente me acuerdo donde la vida era tan simple como lo q uno leía, un simple cuento. De esos tiempos no recuerdo mucho, alguno que otra situación traumática.

Después de todo como saldría fragante del amo de la monovalencia del carbono. No me tomen a mal, suelo ser muy cumplida con mi rutina adolescente. Pero este día era algo diferente. La gravedad se había poseído de mi cuerpo. Solo mi canino predilecto me podría entender. Las persianas de mi cara se cerraban automáticamente como puertas de supermercado. Camine un poco mas algo así como en cámara lenta me detuvo una fiche en la pared. Estaba unos 10 grados torcido. El inmenso afiche del delicado hijo del coordinador. Gire mi cabeza y lei “Voten por mi, Montero de Personero” Era el ultimo movimiento cultural que había inspirado a todo el colegio. Sacudió a todo el bachillerato y arrazo en primaria. Tanta q hace unos días escuche a unas niñas pronunciando con intervalos de vulgaridades sobre lo encantador que era. Incline mi cabeza los grados suficientes lo mire despectivamente y seguí mi camino. Estaba el umbral de la puerta, dos tercios de mi cuerpo ya se empezaban a calentar.