Este cuento es del maestro Augusto Monterroso. Lo cito porque con algunos autores (en este foro) el aplauso barato representa un homenaje a la mediocridad. Las verdades duelen pero el no querer ver nuestros defecto es hartante. Sin ánimo de ofender y sin dedicatorias especiales y con afán de que esto mejore, aquí se los dejo.


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Allá en tiempos muy remotos, un día de los más calurosos del invierno, el Director de la Escuela entró sorpresivamente al aula en que el Grillo daba a los Grillitos su clase sobre el arte de cantar, precisamente en el momento de la exposición en que les explicaba que la voz del Grillo era la mejor y la más bella entre todas las voces, pues se producía mediante el adecuado frotamiento de las alas contra los costados, en tanto que los pájaros cantaban tan mal porque se empeñaban en hacerlo con la garganta, evidentemente el órgano del cuerpo humano menos indicado para emitir sonidos dulces y armoniosos.

Al escuchar aquello, el Director, que era un Grillo muy viejo y muy sabio, asintió varias veces con la cabeza y se retiró, satisfecho de que en la Escuela todo siguiera como en sus tiempos.


(Tomado de La oveja negra y demás fábulas, México, Era, 1969.)