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Don del olvido

Ramón y Cajal, en broma, solía decir que cuando el médico está ocioso, mata el tiempo...

La mirada se le voló de los ojos, se le quedó perdida entre el asombro y el pánico, cuando abrió la puerta a los celadores seguidos de policías que iban detrás. Ella estaba sin vestir, envuelta aún en la bata blanca, se quedó sin habla cuando la obligaron a entrar en la ambulancia. Bien sabía, que era inútil gritar que se trataba de una oscura confusión, aquellos hombres, llevaban órdenes de un juez y del médico de guardia con su nombre y señas...y además los locos siempre niegan ser majareta...
Quieta sobre la camilla en tránsito hacia el hospital, casi en apnea, pensaba que la pesadilla terminaría cuando la reconocieran sus compañeros del Psiquiátrico.
Aquel día de domingo, los compañeros descansaban y solo quedaba de retén de guardia, un R1 muy joven con vocación de dueño de la vida y de la muerte señor divino sobre el bien y el mal...no la conocía y Ella ya fuera de si, estaba completamente desesperanzada y la desesperanza, es la antesala de la locura- ¡ No soy yo, no soy yo, la enferma, vive en la puerta de al lado, habla con mi mismo acento, tiene mi misma cara, es mi melliza, mi hermana...!!-Daba manotazos, pataleaba y la camisa de fuerza no tardó en llegar.
Tan terrible delirio, diagnosticó el R1, requería el más contundente tratamiento.
Sintió como sujetaba su lengua una cánula con sabor a desinfectante, rodearon sus pies y brazos con frías correas y finalmente un pinchazo, un túnel de luz y el fogonazo ...

A la mañana siguiente, el director del Centro, su compañero, la descubrió inerte...la mirada ausente, perdida en la nada; no era una persona ya, susurraba frases inconexas; imágenes de una vida talada:

Rumor de pasos
Eco de gemidos
Asombro de vida
Belleza del dos
Soledad del uno
Éxtasis de amor
Desgarro de amor
Murallas
Don del olvido
Risas
Caricias de manos grandes
y pequeñitas.
Ternura inmensa
Mirada de vino,
Embriagadora
Piel contra piel
Cuerpos amando
Sueño de vida
Vida de ensueño
Infinito soñar
Real de la Feria
apagándose...
Eternidad
Eternidad...Eternidad...

El Director, la estrechó contra su pecho, fuerte, muy fuerte y abrió el gotero hasta que dejó de respirar...Sonaba, sonaba a lo lejos la rabia del cante “jondo”,..."Te quiero libreeee cómo el viento, cómo la fe del hombre y cómo el campo...abiertoooo...”.

Texto agregado el 27-12-2003, y leído por 170 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
26-08-2004 Que dulce, como una borrachera, como polvo de estrellas. libelula
30-12-2003 Una locura final que deviene en un himno al sueño y a las formas de belleza que puede alcanzar la locura balbuciendo esa cascada de flores rotunda y certeza suicida... siberiano
 
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