Cuando se marchiten mis manos

Cuando quites la piel que me abraza
Cuando se vuelen los músculos en el aire
Cuando ya no quede más que mi sonrisa sin bordes
Y beses los fríos labios de la porcelana
Entonces sabrás que mi sonrisa es una mueca
Dibujada con las lágrimas de alguna mano apagada
Que los bolsillos vacíos están llenos de sueños
Y que la soledad se inventó genocida
Entonces sabrás que no puedes morderme los dientes
Pero si dejar tu lengua abrasiva, recorrerme las venas frías
Cuando me preguntes una estrella
Y no tenga más respuesta que un parpadeo
O la impresión de una retina adormecida
Entonces sabrás que esta noche no tengo rostro
Que no tengo penas, ni verdades ajenas
Que el aliento dice de nosotros más que la historia
Que la calle está oculta a una mirada de distancia
Que el esqueleto es alma y el alma huesos
Que la discordia es la música de nuestras pasiones
Que no hay fuego que no deje monumento gris a su ausencia
Y que eternamente queda demasiado lejos
Pero cuando se marchiten mis manos sobre una falda
En ese momento ya no sabrás nada, estaré perdido
Amando la inocencia que sólo el olvido deja en la carne
Y demostrar que sólo una estela de sonrisas pueden lograr tus besos.