Truenan mis huesos, mis articulaciones,
llevo dentro un enfriamiento de no estar,
dentro de tu cuerpo navegando, furtivo
veloz, acelerado y desesperado, escondido.
Mis muñecas duelen de tocarte, de recorrerte,
de arrancarte la ropa con el zipper trabado,
de intentar estar completo, a tu lado silente,
temblando en sudores acumulados, sonriente.
Despeinas mi cabello, muerdes mi cuello y yo,
juego a entretenerme con tu piel, con tus ojos,
con tus manos, con tu cabello que sujeto tras
los embates de mi cuerpo sobre tu cuerpo dormido.
Nunca mis dos manos estuvieron más dentro tuyo
a un mismo tiempo, y mis labios secos de tu cuerpo
desnudo, succionaron ese néctar delicioso, húmedo
y fecundo de recuerdos, momentos hermosos.
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