¿De qué me sirve?
¿De qué me sirve ser una princesita dulce, de esas que miran con ojos de niña las sábanas para convertirlas en el traje mas lujoso, si luego llegas tú con tus ojos de adulto y me recuerdas, que tan solo estoy subida en una cama, no en un trono, y que lo que hay a mi lado no es un príncipe azul, sino un peluche?
¿De qué me sirve ser una princesita dulce, si con mis tacones, hechos con un par de deportivas, me tropiezo y al volver a levantarme, descubro no estar en mi castillo, bailando en un gran salón, con un vestido rosa y una pequeña corona en mi cabeza, sino en el pasillo de mi casa, viendo, notando, que pasa algo y, peor aún, sabiendo lo que es sin que nadie me lo diga?
¿De qué me sirve ser una princesita dulce si no me dejan soñar con príncipes azules que me liberan del terrible dragón?
¿De qué me sirve ser una princesita dulce si no me dejan bailar sobre mi cama, que diga sobre mi gran salón de baile porque mi mundo necesita algo más que una princesita dulce…?
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