EL GUERRA Y EL CADELIÑO
El Guerra le había hecho prometer en infinidad de ocasiones que enterraría al perro con él, en su tumba. Que o seguían juntos en la otra vida, como en ésta, o jamás descansaría en paz.
Al Guerra no le había importado el olor que despidió durante un tiempo. Ni que su esqueleto fuera su vecino de cama.
A mi hermano César le había cogido ley. Era su último mozo de recados. Le compraba y llevaba comida, café, leche, empanada, tabaco, lotería, pilas para la radio... le arreglaba papeles de recibos, cobros de la pensión, etc. etc.
Él Guerra le pagaba 500.- pesetas la visita. Le pedía que fuera dos veces al día. Si podía más. César buscaba tiempo para quedarse y charlar con él. Decía que el Guerra era la persona más mística de Piedrafita. Que era un filósofo y que tenía las paredes de la de la cocina repletas de frases de la Bilblia escritas a mano.
Cuando César vino a Madrid a pasar unas vacaciones, lo encargó a una pariente. La mala suerte fue que esa pariente conociera a una hija del Guerra que vivía en Coruña. La hija, avisada, acudió a verle después de décadas, y cuando vió la miseria y suciedad en que vivía su padre, arregló para que vinieran por él y lo llevaran a una residencia más allá de Lugo. ‘Para que le atendieran como Dios manda’. Faltaría más.
Allí le cortaron barbas y melena. Lo lavaron, ducharon y restregaron bien. Le pusieron buena comida delante, pero él se negó a comer. A los 7 días murió.
A su vuelta, mi hermano lo encontró muerto y enterrado.
César anduvo rumiándolo y un día le pidió a mi Nando, mi otro hermano que le ayudara y a las 3 de la madrugada se fueron a casa del Guerra, agarraron el cuerpo del delito, lo metieron en un saco y se encaminaron al cementerio, y en una noche cerrada, sin luna, donde no les llegaba la camisa al cuerpo y con grandes esfuerzos y ruido, abrieron la tumba del Guerra y le metieron al cadeliño para que descansara en paz. Mi hermano sólo dijo lo creía capaz de no descansar y venir a darle a él la lata hasta que enterrara al cadeliño con él.
Angeles Yagüe
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