A mi madre.

Cómo han cambiado las cosas en los últimos siglos. Sostengo que la historia es cíclica, esto es, se repite en forma de bucles, más o menos amplios, haciendo que la humanidad incida una y otra vez en los mismos errores; pero esta teoría tiene un matiz, y es que en cada comienzo de bucle perdemos determinados valores, de modo que avanzamos rápida e inexorablemente hacia dichos errores.
He aquí una de las miles de pérdidas.
Antiguamente la sociedad tenía en más alta estima valores como la amistad, el amor, la libertad, la familia, sus creencias o el honor. Prueba de ello es la famosa frase de “Esto son palabras mayores”, ¿sabemos de dónde procede esta expresión? Bien, no hace mucho, me dieron otra lección más de historia.
En el pasado era motivo, en sí mismo, retarse en duelo directamente si uno de los batientes llamaba al adversario una de las siguientes palabras:
- Hereje
- Sodomita
- Cabrón
- Gafo (expresión antigua de “leproso”, “apestado”)
- Traidor
Bastaba te llamaran alguna de ellas para retarse en duelo, a capa y espada, en alguna callejuela de las antiguas urbes. Claramente, todas ellas atentan, de una u otra manera, contra la dignidad y el honor de un individuo… entonces el retado lanzaba su sombrero al vuelo, dejaba caer su capa de mosquetero y se enfrascaba en una dura lucha espadas contra espada con su adversario, las cazueletas suenan… (¿recuerdan ustedes el acto III de “Cyrano de Bergerac” de Rostand? Si no han tenido oportunidad de ver la película, háganme caso, siéntese en su sillón y disfrútenla o si son amantes de la lectura, lean el libro; sin duda a su término entenderán exactamente a lo que me refiero con este escrito).
Eran otros tiempos, otros valores, otra historia.