CHETANGO
Brillar me hiciste en la noche,
entre violines y violas,
escuchando el ronco reproche
del alma del bandoneón
Una mujer en mis brazos,
junto a mi corazón.
Seda de mejilla en la cara,
manos entrelazadas
con cariño, e intención,
Y en el giro, como si nada,
un abrazo interminable
presumiendo seducción
Tango, hombre me hiciste
y, sin cobrar la gauchada,
me diste mil compañeras
cómplices tiernas de mi pasión.
Tangodanza y firuletes,
excelso arte de pobres,
ni cafiolos ni atorrantes,
tango de laburantes
viviendo su momento,
de ensueño, y de ilusión.
Gracias, chetango amigo
Por vos, temblando, ceñí,
una noche inolvidable,
el talle fino y vibrante
de la que es mi esposa hoy.
Elbarso – Mayo 2006
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