mis medias caen magicamente hasta dar con los tobillos y luego de avandonar la superficies de las pantorrillas vuelven a subir solas, sin ayuda, estacionandose sin cubrirla bajo las cupulas de huesos que cubre los meñiscos;
y cuando pronuncio sin querer parte del argumento gastado de mentiras premeditadas,
mi manos se fruncen como las de un avaro.
estoy quisquilloso, desconfiado de mi mismo, inseguro al maximo, asustado, pues,
pienso que pronto la verdad escapara de mi boca,
revelare el misterio que deseo nunca trascienda.
mi ciudad esta despierta, atenta, temerosa custodiando celosa que el buen pasar no se transforme en una pesadilla real, concreta.
la policia en verdad esta decidida como nunca a descubrir de un tiron el manto del mal que tapa la estatua del diablo, vigilan las venticuatro horas en las calles observando como microscopios a cada uno de nosotros. ahora el sudor es el corre por mi frente deslisandose por las cienes hasta finalizar su recorrido en mis hombros, como lagrimas que no tienen consuelo y que caen a un precipicio sin fin.
la paradoja de sanar mis heridas en el cuello
antes de ser acusado por mis delitos,
hara mas cruda e injusta mi condena, pues no tendre mas a mi favor el argumento de la inosencia asistida.
hago lo siguiente una vez al día como para aliviar mi garganta malherida: primero coloco al final de la lengua hacia los costados, silocaina y anestesico muelita en pasta para adultos. tambien me coloco una pasta hecha con aceite comestible, manteca, crema de manos, por todo el cuello, los hombros y el pecho.
maldita conciencia que no me dejas andar mudo, desilachado dormire soñando que la maldita madeja de mi destino, nunca dara con el carretel desnudo, con el cocktel adecuado.