¿Qué será lo que me hiciste
que no puedo olvidarte,
que tu imagen se niega a
salir de mi mente
y tu vida
es la mía el ciclo completo
de mi diario reloj?

¿Qué encanto manejas
que las letras de tu nombre
se abalanzan sobre mí
apenas despierto en la mañana,
y tu voz me sigue a todas partes
sin sonido sin palabras
como a la rosa su olor?

¿Por qué me importa
tanto lo que piensas,
lo que sientes y deseas
que cuando lo callas
quiero develarlo
con arrebatos
de pasión?

¿Vendrá acaso
el hechizo
de tus ojos pardos
que mi locura
exacerban al brillar
absortos cuando
te hago el amor?

¿O vendrá tal vez
de tu fresca boca
que al morderse
los labios describe
sensual las ansias
que esconde de un beso
inmortal?

O quizás me embruje
el misterio insoluble
de tu amor gratuito,
vertiente impetuosa
que fluye poderosa
y mi ser todo embriaga
de agradable ardor.

Presiento que hay
algo que me hace cautivo
en tu forma sutil
de aguantar mis mañas,
cuando tus mimos
ahuyentan
el enfado espontáneo
al ver que amenaza
el amor extinguir.

Tal vez la locura,
la adorable locura
que invade tu mente
al fantasear sin fin,
soñando paisajes, momentos
y viajes,
¡ah! ¡cómo me complaces
mujer encantadora,
mi bella señora,
manzana prohibida,
adúltero amor!

Ahora que pienso;
no es sólo una parte,
eres tú toda
con tu ser fascinante
que me atrae pujante
y me inclina a tus pies.

Pues eres mi reina,
mi estrella,
mi océano ignoto
mi eterna obsesión.