A veces,
(sólo a veces)
tarareo canciones
que desconoces.
A menudo,
casi siempre,
la tripa hecha
un nudo.
El Sol, reflejado en mi púpila.
Ese brillo no te correspondía.
La luna, siempre tan tontuna,
brilla al son de sus estrellas,
tan monas, nunca hacen pellas.
A los siete años
dejó de gustarme la paella.
Y sigo siendo tan huraño,
tan tacaño, que
al bueno de Zacarías
no le concedí título de bardo.
Viento. Siento viento.
Tiento los bieldos.
Están disueltos
en tu ácido,
parecen esperpentos.
¿De dónde viene?
¿Ha venido por mí?
Tierra,
que perra,
siempre en guerra.
Agua,
en estado gaseoso
vapor te llaman.
Surrealista como tener
bajo el océano
un paraguas.
No sé a qué viniste,
ni a dónde quieres llevarme,
ni siquiera por dónde entraste
o si alguna vez saliste.
¿Estabas ya dentro?
¿Por qué molestas?
¿Sigues ahí?
¿Hablo sólo?
Comía un polo,
se llamaba Pí,
cuando tiras nunca encestas
y el balón nunca encuentro.
Conclusión:
inteligencia... la tuya
inteligencia... la que me falta
inteligencia... diez menos uno
inteligencia... inteligencia...
...aunque sea un poco bajuno,
necesito un poco con emergencia. |