Hay pena… hay cólera… hay presión
En todas partes, como la lluvia que cae, y llena los rincones
de estas calles pobladas, regentes, furtivas, desconocidas…
Cae y gota a gota sudorosa, caen por los poros, por las mejillas blancas
por las caras tenebrosas y fúnebres sin salida, sin más que decir.
Hoy somos animales, bestias acaudaladas de conocimiento,
somos material reactivo que junto al amanecer, nos volvemos polvo.
Nos hacemos grandes mirando al cielo
y contemplando todo lo que no tenemos,
nos creemos fuertes y sin embargo
la lentitud de nuestros pasos, denota lo contrario.
Hoy sabemos que estamos, de manos, amarrados,
de pies a cabeza, de la cabeza, hasta los pies.
Nunca han sido suficientes las explicaciones,
ni nunca ha sido suficiente el corazón.
Allá van nuestras almas gloriosas, libres, flotantes y ajenas…
Allá van en búsqueda de nuevos sentires, nuevos conceptos.
Ya cansadas de mucho volar, no encuentran rumbo y vagan,
pululan en nuestras soledades.
Cual pequeño eleva un volantín sin destino, sin razón ni oficio.
Cuyo tiempo esta contado, cuyo sentido de existencia
dura hasta que el hilo se rompa y lo deje ir…
Lo deja a la merced de esos vientos, exasperantes,
de esas voces, horribles por doquier.
Sáquenme los ojos, quítenme la vista,
córtenme la lengua y arrebátenme el sexo…
No quiero saber nada de lo humano ni lo divino…
Simplemente deseo sumergirme, y no volver…
quiero convertir ese 20% en agua y simplemente flotar…
Dejamos de ser el universo y nos convertimos en parte de el…
viajamos por el universo como visitantes errabundos,
de nuevas existencialidades, nuevos propósitos y nuevos haberes…
En días como hoy, la tregua no existe, sin embargo
se llena de reclamos y diversidades que sin piedad
arrasan con toda imagen curvilínea y convexa
de rostros “imaginando” algo mejor que estar pisando
la tierra mojada a pies descalzos sin tener esa tediosa sensación
de morir en el intento…
no quiero más, no haré más… simplemente, volaré…
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