En la vida siempre hay pequeñas cosas
que no podemos dejar de disfrutar.
Sea tu boca, la boca, o sea sólo una más.
Cada vez que logramos ganarle la lucha al reloj,
cada vez que silbamos esa canción que no existió,
es la vida que se rehúsa a avanzar y avanzar.
Hay que mantener los pasos ligeros,
casi tan ligeros como el corazón.
Hay que saber que hay que caer primero
para poder probar las alas sin control.
Porque es bien sabido que no tenemos
más tiempo que toda la vida y
que esta no es más que una muy a mi pesar,
pero díganme ahora ustedes si
eso no suena a mucho tiempo para gastar y gastar.
Porque las cosas sólo se disfrutan cuando no hay pronósticos,
sólo se disfrutan si llegan sin algún plan.
Entonces, pues, ahora es cuando debemos empezar a disfrutar.
Sean las responsabilidades el mal permanente,
sean las dudas cuestión de nunca acabar,
pero en la vida siempre hay pequeñas cosas.
Siempre hay heridas, terrones, besos y sal.
Siempre hay barcos llenos de fantasmas
y lanzas que no se dejan de clavar,
siempre hay letras escarlatas, escudos y pétalos de metal.
Tenemos todo el tiempo que tenemos y eso es mucho,
es mucho para quién aprendió
que todo lo que es, es para disfrutar. |