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Capitulo I

Estábamos muy lejos de nuestra tierra, una conferencia sobre el medio ambiente, en Paris, nevaba, hacia frío y entre al primer bar que encontré, lleno de gente que parecía fría, que al darse cuenta que era extranjero me miraban de reojo, pedí un café en una mesa cerca del ventanal hacia la calle. Mientras tomaba mi primer sorbo, la vi pasar, y como por casualidad entró al mismo bar, se acerco a la barra a preguntar si podían calentarle agua para llevar en un termo, me imagine que no aguantaba las ganas de tomar mate y la invite a mi mesa mientras esperaba el agua, se sorprendió alegremente al verme, siempre es bueno ver una cara conocida en un país lejano. Se sentó a mi lado y me sonrió amigablemente, solíamos intercambiar mensajes por mail y vernos en el trabajo, pero no había todavía una amistad entre nosotros.

El mozo le trajo su termo y le pregunté si quería compartir un café con tostadas conmigo, me dijo que si y seguimos conversando sobre nuestras cosas, lo que extrañábamos, lo que dejamos atrás, ella hacia muy poco tiempo que se había separado, era profesora y ambientalista, yo iba en representación de una empresa de software argentina que estaba interesada en preparar programas educativos sobre medio ambiente.
Pero ambos pasábamos algunas horas en un Instituto de enseñanza y nuestros caminos solían cruzarse.

La nieve caía sobre París, tan distinto a mi Corrientes y a su Formosa sobre todo por la clase de gente que conocíamos, Formosa es una provincia con personas muy cálidas, amistosas que gustan de las reuniones con amigos gustan del buen beber tienen la sonrisa fácil y siempre una historia o un cuento a flor de labios, provincia, al igual que Corrientes, donde sobreabundan los personajes sobrenaturales.

Pase mucho tiempo trabajando en esa provincia por eso es que conozco bastante a sus habitantes, en reuniones es infaltable, luego de varios tragos el o los cuentos de aparecidos, muertos que regresan de sus tumbas, el pombero, entierros con fantasmas historias de cementerios, etc.

Hombres buenos amigos, mujeres alegres que no se hacen muchos problemas para entablar amistad con hombres de otros lugares, tienen una conversación agradable y cariñosa.

Volvamos a París. El café se terminó y la charla estaba bastante interesante, me contaba de su infancia, de los veranos ardientes de su provincia natal, de los juegos siesteros mientras los adultos dormían, coincidíamos en eso, yo también me escapaba a la siesta en verano y salíamos con unos amigos a un aeroclub cercano tratando de cazar perdices con onda o con un rifle de aire comprimido, solo fueron ilusiones de cazadores, nunca atrapamos ninguna, pero nos divertíamos persiguiéndolas.

Pague el café y salimos a enfrentar la nieve caminando hasta el hotel, nos alojábamos en dos hoteles contiguos asi que íbamos hacia el mismo lado.
Afuera hacía un frío de perros, apuramos el paso y llegamos al de ella primero, nos miramos y me invito a pasar, acepte gustoso y entramos.
Subimos al ascensor y llegamos al octavo piso donde estaba su dormitorio con vista a la torre Eiffel, espléndida vista desde su balcón, que podía apreciarse desde la entrada de la habitación. Era enorme, tenía un salón de estar con video, balcón, baño privado, y dormitorio, nos sacamos los abrigos y me senté en el sillón de dos plazas mientras ella se ofreció a preparar mate con yuyos que había traído escondidos en su bolso, eso en estas tierras lejanas es un manjar para nosotros.

Hacía como una semana que no tomaba mate asi que disfruté muchísimo de ese. Encima cebado por una hermosa mujer, nunca había tenido ocasión de decírselo asi que se lo dije ahora a lo que ella respondió con un sonrojo. En ese entonces yo tenía cuarenta y ella treinta y cinco, era raro ver a una mujer de sus edad sonrojarse de esa manera, pero me dijo que hacía mucho tiempo que no recibía un piropo y no esperaba recibirlo de mi.

Dejamos el termo sobre la mesa y nos tomamos de la mano, el frío pasó como por encanto y no recuerdo la ultima vez que recibí y dí un beso tan hermoso.
A partir de ahí las horas pasaron volando y me desperté sobre la alfombra a las tres de la mañana. Mañana, perdón, hoy, teníamos una conferencia a las nueve, asi que con un largo beso me despedí de ella dejándole una notita por que todavía seguía dormida, la abrigué con un acolchado que traje desde la pieza y me fui.
Así comenzó esta historia de amor entre dos personas que el destino decidió juntar en tierras lejanas a su patria.

Capitulo II

La conferencia sobre medio ambiente duro todo el día con una pausa para almorzar en la que no nos encontramos por que estábamos cada uno relacionándonos con gente que teníamos que tratar.
Después de terminada la conferencia, la vi a la salida del auditórium, ella ya me estaba esperando nos saludamos con un beso y fuimos a cenar al bar donde nos habíamos encontrado la primera vez.
Pedimos unas ensaladas con lomo de atún con salsa bechamel y un buen vino blanco, cepa Sauvignon Blanc, esta comida francesa es una delicia.
Me contás que todavía tenés asuntos pendientes, de familia, que estás acostumbrándote a vivir sola y a acomodarte con tus cosas, que no pensabas encontrarme acá ni que iba a pasar lo que esta pasando entre nosotros, que todo esto es muy meteórico todavía, los sentimientos, las emociones, que hablando conmigo te parece que hace mucho tiempo que nos conocemos y que nunca te habías sentido asi con ninguna persona.
A mi me pasa exactamente lo mismo con vos, por que te veo no como una mujer sumisa, sino como una de las bravas, que va adelante con todo, sin miedos, pero que ahora estas un poco vulnerable, que me parece que sos una persona sincera y sentimental.
Te miro el cabello oscuro y tus ojos grandes y negros y me parecen apasionantes, también la forma en que movés los labios al hablar es muy sensual.
Pareces de mucho menos edad de la que tenés, me imagino que todos tus alumnos deben estar enloquecidos y comparto esto con vos, te reís y me decís que no es para tanto pero que ya recibiste mas de una invitación para encontrarse fueras de horas de clase, por supuesto que las rechazaste a todas.
Al fin terminamos la cena y salimos a pasear por París, la ciudad luz, mientras caminamos vamos contándonos nuestras vidas desde la niñez, yo te cuento que nací en una familia numerosa, soy el segundo de seis hermanos y desde muy chicos nos juntábamos a jugar con nuestros primos en la casa de mis abuelos. Las fiestas eran muy alegres y siempre había un montón de gente.
Vos naciste en una familia no tan numerosa en la capital de Formosa, y también tuviste una alegre infancia, jugando y comiendo mangos en las siestas calurosas formoseñas, te educaste en el Colegio Nacional y viniste a Corrientes a estudiar después de terminada la secundaria, te enamoraste de esta provincia y de su gente y te quedaste, te casaste enamorada y pensaste que iba a ser para toda la vida, pero nosotros no somos totalmente dueños de nuestro destino, hay cosas que las tenemos que pasar para aprender algo que quizás todavía no sabemos que es.
Llegamos ahora a mi hotel y por supuesto, te invito a pasar, aceptas mi invitación y entramos, estoy en el cuarto piso, llegamos y pido que nos suban un café a servicio al cuarto.
Llega un café exquisito que baña la habitación con su aroma, el mío es un cuarto grande con un baño privado con bañera y un vestidor antes del baño, no tan grande como el tuyo, pero bastante acogedor también.
Como hay dos sillones al lado de la cama para poder mirar el video nos sentamos en ellos a disfrutar del café, cada sorbo es un placer al paladar, nos tomamos un buen tiempo en silencio para terminarlo.
Voy al baño y preparo la bañera con agua caliente y aceites aromáticos que había comprado esta mañana en el intermedio de la conferencia.
Busco un canal de música suave y lo dejo asi, no muy fuerte.
Vuelvo al baño y cierro la canilla, esta lleno de vapor y el aroma de los aceites es intenso.
Te pido que vengas y cuando apareces en la puerta estas totalmente desnuda y entras en la bañera con una sonrisa en tus labios.
Me saco toda la ropa y la dejo fuera del baño, te pido permiso para compartir la bañera y me agarras de la mano y me acercas a vos.
Antes de entrar a la bañera apago la luz.
En la oscuridad solo tenemos los sentidos del tacto, del olfato, el gusto, y el oído para disfrutar de la música suave usamos estos cuatro sentidos hasta mas allá de lo decentemente permitido y pasamos una larga noche de pasión.

Continuará....

Texto agregado el 29-05-2006, y leído por 115 visitantes. (0 votos)


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