En un encuentro casual, de esos que se dan muy pocas veces en la inmensidad del tiempo, le pregunta el amor al mismo amor con la excitación propia de un animal curioso.

-¿Por qué te empeñas en hacerme sufrir, si contigo gozo el tiempo que me concede la vida y disfruto el regalo que me das tu mismo?-

El mismo amor le contesta al amor utilizando para ello la ciencia de los magos.

-Lo hago para que entiendas que los recuerdos siempre mienten y la meditación es buena coloreando así la mentira, para que jamás vuelvas a pensar en hablarte a ti mismo y sentir dolor por lo que te da placer- el amor se quedó pensativo, pero aún así, siguió escuchando.-Si tu eres el amor y yo el mismo amor,....¿Por qué en vez de sentarte a hablar contigo mismo, no lo haces conmigo que te doy placer y dolor cuál semejantes y así te ahorras sufrimientos que están demás por ser odiosos?-

- ¡Porque te idolatro y mientras más me redimo de amarte,...¡Más te amo!-

El mismo amor se conmovió y le aconsejó con dulzura al amor.

-¡Nunca olvides que mientras más te lamentes, más rápido te alejarás de nuestra propia felicidad!. Reza porque la vida nos alcance para que nos revele ese misterio-

-No lo olvidaré, pero es que antes de conocerte yo era el más tranquilo del mundo y ahora después de ti, todo es difícil y complicado - el amor le hablaba al mismo amor casi gimiendo.

El mismo amor se quedó pensativo como meditando su respuesta y con aire reflexivo trató de apaciguar el desasosiego del amor. Se enderezó y escudriñó en su cerebro, las palabras elegidas, escogidas con gracia y cognición

-La belleza de estar enamorado es un estado de la mente y si tratas de librarte de ella, dejarás de pensar y si dejas de pensar y te abandona,...¡Nunca serás libre!.Entonces, si quieres ser feliz,..¡Decídete!. ¡Somos nosotros los protagonistas!-

El encuentro casual entre el amor y el mismo amor resulta ser solo eso,..¡Un encuentro!, pero como ayuda tropezar la verdad del amor, con la fuerza del mismo amor para merecer la felicidad.