Tan fácil como decir adiós para siempre
con tres palabras esfumar una ilusión
ese adiós se repite infinitamente
ensombreciendo sueños, desgastando el hoy.

Es que intenté unir dos vidas cansadas,
fatigadas de deseo, asqueadas del amor
que se aferraban trastabillantes, ciegas
a un bastón oscuro, guía experto hacia la desolación.

Hay un mar seco, agrietado, viento caliente,
guitarra sin notas, eco sin su voz,
y solo quedan dos sombras perdidas
que en un cuarto obscuro intentan consumar su amor.