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Chacal

Apostado detrás de una ventana entreabierta dominaba la plaza por entera, -¡Pan comido!- se dijo. Sus fríos ojos contemplaban a cientos de personas que se afanaban por atravesarla, eran casi las siete de la tarde y la plaza y sus calles colindantes bullían de vitalidad. La visión que tenía sobre el pórtico del ayuntamiento era inmejorable. Llevaba varias horas controlando las entradas y salidas, y su presa estaba dentro sin saber que era el protagonista de un plan elaborado milimétricamente a base de observación y paciencia.

Una leve puntada en el estómago le avisó sutilmente que ya habían pasado varias horas desde la última ingesta. Ese día como tantos otros singulares de su vida había comido pronto y ligero, no quería interferencias de ningún tipo, la labor era delicada y la concentración debía de ser máxima.

La puntada se aguzó y por un momento pensó desviar la vista en busca de un caramelo con azúcar, pero desistió inmediatamente, eso le podría hacer perder la oportunidad. ¡Inaceptable! – se dijo para si.

Unos chiquillos en la plaza jugaban despreocupados a intentar cazar las palomas que, por cientos, pululaban alrededor de la catedral, de cuyas torres se servían como campamento base para sus operaciones urbanas. Las palomas asustadas levantaban vuelo ligeramente y se volvían a posar unos metros por delante de los niños, hasta que estos llegaban nuevamente a estar lo suficientemente próximos para que el juego volviera a empezar. Después de idas y vueltas a la plaza, las palomas de forma inesperada partieron masivamente hacia la catedral y la plaza quedó vacía de ellas. Los niños las miraban atónitos, se les había fastidiado el juego. Se miraron unos a otros y en segundos organizaron otro juego. Sus caras recuperaron la alegría y parecían decir: ¡Las palomas se lo pierden!

Tenía la vista cansada de tanto fijarla en el pórtico del ayuntamiento y el reflejo del sol sobre la fachada le incomodaba cada vez mas. Sin embargo no apartó la vista, no podía. Su ensimismamiento se vio interrumpido cuando una paloma se posó en la cornisa a escasos metros de la ventana. La paloma gorjeaba cadenciosa y pesadamente, lo que le desconcentraba. Con el rabillo del ojo intentó fijar su posición y ahí estaba, a menos de un metro, observándole fijamente, o al menos eso le pareció. En un primer momento pensó en espantarla arrojándole alguna cosa pero esto le hubiera hecho apartar la vista de su objetivo y posiblemente llamar la atención de algún transeúnte. Desistió de la su primera idea, tenía que pensar en algo mejor.

Sin apartar la vista del ayuntamiento, echó mano de una revista, la enrolló y comenzó a golpear a intervalos aleatorios el cerco de la ventana. La paloma apenas se daba por enterada hasta que uno de los golpes finalmente la sobresaltó y echó a volar sin grandes aspavientos. Objetivo cumplido – se dijo. Se había mantenido la posición y no se había roto la cadena de observación. Todo en orden, la operación continuaba.

Un leve reflejo sobre las puertas de cristal hizo que se tensaran los músculos de su cara, el momento se aproximaba. Con su mano derecha comenzó a tantear sobre la mesa auxiliar que había colocado junto a el. Dos intentos dieron con su arma, la cogió delicadamente y pasó su correa por encima de su cabeza. Se llevó la mirilla a su ojo derecho sin cerrar el izquierdo, uno le daba el detalle y el otro la globalidad. Sintió el típico sudor frío que precedía al momento tan esperado y para el que tanto esfuerzo y sacrificio había desplegado. Se concentró aún mas sobre su objetivo y apoyó uno de sus codos sobre la ventana para ganar en estabilidad. Sabía que no podía asomarse demasiado para no ser descubierto, tan importante era encubrir la posición antes del trabajo como después del mismo. En este tipo de operaciones la vía de escape era uno de los puntos mas delicados y cualquier incidente le haría fracasar en su intento de no ser descubierto.

Sabía que había llegado la hora, era cuestión de unas pocas decenas de segundos mas para que su presa asomara por la puerta del ayuntamiento. Comenzó poco a poco a bajar su ritmo respiratorio. Sus oídos se volvieron hacia el interior de su cuerpo y solo percibían los latidos amortiguados de su corazón que iba perdiendo ritmo tras cada espiración. La concentración llegó al clímax. En ese mismo instante una voz potente resonó en la planta de debajo de su estancia:

- Manolin!, deja de hacer el tonto y baja a merendar que “te se” enfría la leche.

La voz hizo que su corazón diera un vuelco, no entraba en sus planes que ocurriera algo como esto. Sin saber que hacer ni que decir parecía que la operación podría estar comprometida y apenas atinó a contener la respiración y a permanecer atento a la evolución de los hechos. Tras unos segundos de incertidumbre donde la palabra “fracaso” se instaló en su cabeza, decidió mantener la vista en su objetivo y volver a concentrarse en la operación en marcha, intentando controlar nuevamente su respiración.

Cuando estaba a punto de conseguirlo, la voz volvió a tronar:

- ¡Manolin! Como no bajes ahora mismo la leche va al fregadero y el bocadillo de nocilla pa’l perro. ¿Me has oído?......¿Me has oído?......
- ¡Vale!, ¡Vale!, ya voy, no te pongas así mamá.
– contestó en tono conciliador al tiempo que dejaba los prismáticos en la mesa y decía entre dientes – ¡Hay que joderse, nuevamente la extorsión de los poderes fácticos echan a perder la operación “tia buena”!

Texto agregado el 27-05-2006, y leído por 341 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
22-06-2006 Ja, ja muy bueno, el final excelente. gamalielvega
15-06-2006 jajaja, está genial, realmente esperaba asomar algún gordo funcionario que quedaría hecho un colador, jajaja. Solamente era un travieso que quería deleitar su mirada con una "tía buena". Besitos y estrellas. Muy bueno. Magda gmmagdalena
12-06-2006 Jejeje ... se le safo la operacion "Bart Simpson" con la vecina, el niño queria leche, pero no precisamente de vaso jaja. Muy simpatica narracion, de vecinitos picaros y traviesos. esme_ralda
03-06-2006 jajaja...que bueno. Vaya versión que nos has dejado de este "asesino sin escrúpulos"...un beso eloisa
30-05-2006 jaja. Un final inesperado y una narración perfecta en su conjunto. Enhorabuena por la manera en que creas un hilo conductor de misterio y tensión, manteniéndolo vivo en todo momento y conquistando nuestra atención absoluta. Te felicito.***** Claraluz
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