¿De qué somos y qué somos?
Por: calara:
Mujer, amante enemiga:
¿De qué estás elaborada?
¿Eres, acaso, de acero o,
tal vez, de porcelana?
¿O, quizás, hecha de amor,
de odio, o de cosas ambas?
Cuando me gritan tus ojos,
tu altivez y tu garganta
me enfurezco al ver tu rostro
y me haces perder la calma.
Mas si me besan tus labios
el placer me llega al alma.
Mujer ¡mitad de mi vida!:
¿De qué tienes semejanza
que cuando no me odias, me amas?
¿Eres tormenta o bonanza?
Te diré cómo percibo
lo que de tu ser emana:
Eres fuego y, luego, agua.
Ora joven, ora anciana.
Eres silencio y palabras.
Eres perdón y venganza.
Tienes dardos que me hieren
y caricias que me sanan.
Eres luz y eres penumbra.
Eres muy dulce y amarga.
Eres besos por la noche
y mordisco en la mañana.
Eres ángel en el sueño
y al despertar: alimaña.
A veces te veo gigante;
y en otras, te veo enana.
Pecho en frente eres mi madre
y de espaldas, mi madrastra.
Eres diva cuando sales
y Cenicienta en la casa.
Eres conocida, a veces,
y en otras, persona extraña:
tanto, que ni te conozco
y te busco en remembranzas.
¿De qué estoy compuesto yo?
¿Soy, acaso, hecho de lata,
que me atrae tu persona
cual si fueras imantada?
¿Qué resulto para tí?
¿Alguna vana esperanza?
¿O significo hemisferio
para completar tus ansias?
¿Que queda de ti y de mí
en nuestras vidas gastadas?
¿Qué capricho nos enlaza
y al tiempo, ya nos separa?
Tal como la playa obliga
en mismo lecho a arena y agua:
que se besen y entrelacen,
mas, no fundan sus sustancias?
¿Porqué sintiendo que te amo
pienso ausencias tan nefastas?
¿Porqué si estás a mi vera
te percibo en lontananza?
¿Será que a veces existo
y en otras me he vuelto nada...?
Ya no sé ni lo que soy,
lo que eres, ni qué nos pasa.
Sólo sé, al fin y al cabo,
que tú me odias pero me amas.
Yasgo contigo unas noches,
y en los fines de semana.
Mas, aún no me respondo.
Persiste la interrogante:
¿De qué somos y qué somos?
¿Somos sólo CARNE amante? |