Porque sólo tú tienes el don de congelar el calor de la felicidad que a veces corre por mis venas.

Puedes arruinar una sorpresa con un simple silencio, tan simple, tan profundo, tan corto y tan hiriente. Eres la mejor al inventarme padecimientos inexistentes; la mejor desconocida cercana.

Puedes romper un plato y culparme a mí de tu torpeza, y yo aceptarlo; puedes romper mi corazón mil veces y culpar a la vida de tus errores y yo aceptarlo… pero ya no más aceptaré que rompas mis sueños, que rompas mi confianza (meine Glaube) y jamás permitiré romperme para mostrar a la pequeña tú que hay en mí.

Tengo un nudo en el cuello y un hoyo en el interior… y no se deben a tus palabras y no se deben al fuego oscuro de tu mirada. Son el resultado de la impotencia de que tu alma no me escuche, de que no puedo compartir contigo la alegría de encontrar una estrella nueva. Encontré una luz en mi vida cuando abrí un cajón en el armario de los años pasados. Siempre estuvo ahí, pero ahora me alumbra y me ha dado fe.

Porque ahora sé que mi camino está trazado y que mis triunfos son para mi estrella y para mí. Pero sería tan lindo compartirlo contigo… mostrarte que para la luz de mi estrella no hay oscuridad, no hay imposibles, no hay juicios y hasta tiene el poder ilimitado de cumplir sueños. Yo tengo uno… que un día nos sentemos juntas, a comprendernos, a abrazarnos y a decirnos: Te amo hija….Te amo madre