Rasgaba sus manos mientras caminaba con ellas en los bolsillos.

Miraba de vez en cuando al cielo, sabía que este día llovería como él lo esperaba.

Mordía sus labios, algo le tenía nervioso y no era el termino de aquella prueba que tanto lo hizo dudar. Una gota cayó sobre su nariz.

Verificó si quedaba dinero en su teléfono celular, pero fue negativa la respuesta.

Se detuvo ante aquel imponente edificio que lo covijaba de vez en cuando del sol y de luz que tanto le molestaba a veces. Echó un vistazo para reconocer a alguna persona.

Una amiga pasaba cerca, él la invitó a tomar un café, pero primero a caminar bajo la lluvia que caía.

Esquivando grandes charcos y riéndose de las patinadas peligrosas en las veredas mojadas, lograron llegar a su destino.

Saltaron la última poza de agua y él recordó la manzana de Newton junto con la gravedad. Por una extraña razón salieron los dos flotando directo a las nubes cargadas.