Suspirando te traté de volver a ver.
pero no lo pude hacer debido a que
estoy tan despierto, tan perdido,
que una sola palabra tuya,
bastaría para seguirte queriendo.
Te amo y en silencio pronuncio tu nombre;
ese nombre que sabe a miel y a cerezas;
te estoy queriendo desde que te conocí
y mi alma arrebatada,
toca las puertas del cielo.
Esfinge, surcas mi vida, como alguien
a quien he amando llorando y en silencio.
¡quieres morir jóven y quedo,
pensando que sufrirás,
lo uno por ciento de lo que yo sufro…
llorarás por haberte ido de esta vil tierra
o es ¿ qué acaso en el cielo, reirás contenta?
te amo y espero que mi amor,
pinte esas estrellitas de color en el cielo,
que miro cuando comprendo,
que te amo, mil veces, cientos de veces,
y que solo me conformo con quererte,
en silencio…
II
En el invierno esperaba tu respuesta;
sacudía mis ideas con el viento,
ibas de allí, para allá y
en algunos lugares se detenían,
para cantar con el gozo, por la alegría
que producía tu perfume de alelíes.
Cuando llegó el invierno,
no te conocí sino hasta el comienzo,
hasta el comienzo del largo derrotero
del final, de los finales del tiempo.
¡Oh! es de nuevo invierno
yo sacudiendo mi cabeza,
siento frío, hasta en los huesos.
¿por qué no llegará la alegre primavera?
¿por qué no somos tuyos, tus amigos lisonjeros?
es invierno y nos sobra tiempo.
Ayer te vi y reí a carcajadas
por tu gran amor y el cielo,
produjo en mi lo que no creía:
el amor, el deseo, el oscuro y vano entretenimiento.
Ya es invierno
y te comienzo a coger cariño;
hoy solitario y con frío,
busco en tu rostro
el amor, futuro y venidero,
cuando la primavera comience
y yo deje de maldecir el viento…
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