Arrebatado


Y le regañe ¿donde la voz del desierto, yo soy quien aguarda? ¿a dónde estas? le grite con fuerzas y lo soñé con tal intensidad que se me pegaron los párpados y se me anudaron las pestañas de arriba con las de abajo.

¡Es hora del cambio! Sostuvo el rumor colectivo, ¿y que debo hacer? El sol soñado cobro un rojo jamás visto en un atardecer en el medio oriente. Ha..., latían mis neuronas y el calor intenso me saqueaba las horas que me quedaban de vida en la tierra.

¿Acaso no aprendiste nada? coreo la voz agrupada de a cientos. Es la sed y el insaciable hambre, dije, no soporto mas, busque y busque, pero no halle la felicidad, solo me consumió la amargura, luche como un lobo celoso de su presa.

No hubo balanza, que equilibrara semejante peso, el mal y el bien me abrumaron, todo el tiempo, y si me quedaba afuera la melancolía hacia de mi, un ser anodino esperando la muerte. Y las estaciones me maravillaron, pero se llevaron lo mejor de mí.

¿Entonces no conoces la fe? Te llamas fuego pero no ardes, es tu ultima oportunidad, tienes
hasta que obscurezca. Volteé y donde no hubo nada mas que arena, emergió un oasis. Bebí y comí la comida que una vez alimento a Moisés y cuando volvió dijo: ¿y tu fe?
Solo pude hallar resignación.