Era una de esas mañanas que despiertas antes del amanecer, inconscientemente lo haces por que tienes preocupaciones, y esa mañana era por que la iba a ver, tenia una cita con ella, algo extraña para ser cita ya que seria un desayuno y no la clásica salida a tomar la copa, ya listo y formado en esa larga fila que nos brinda el viaducto en la ciudad de México, que además de servir de escaparate para el comportamiento humano, también me sirvió ese día como sala para meditar, una parte de mi no espera mucho mas que un desayuno con compañía, y la otra parte esperaba mucho de ese simple desayuno.
Por fin en el lugar acordado, llegue un poco antes, ella no estaba todavía, tiempo para pensar como debería actuar al verla, llego antes de que terminara de pensar, se veía muy bien, se arreglo con un toque sexy pero discreto, estimado lector, déjeme comentarle que recibí una sorpresa muy agradable, de esas sorpresas como cuando eres niño y te regalan el dulce que deseabas y abres los ojos hasta mas no poder, me beso, ¿Qué paso?, ¿Por qué?, ¿fue gusto de vernos?, ¿fue con amor?, ¿fue algo físico rutinario?, claro que por supuesto que no fue un beso en la mejilla, sino no estaría tan sorprendido, tome la postura de no reflejar mi sorpresa tan abiertamente, por temor a que hubiera una respuesta que dañara la siguiente hora, ya saben, esas citas con los silencios incómodos, el desayuno incluso paso a segundo termino, perdió el encanto y el sabor, y pasar que fue algo sencillo, era uno de mis platillo favoritos por las mañanas, pero ese dia, a pesar del esmero notorio del cocinero de satisfacer mi gusto, me supo de lo mas normal, el sabor de ese beso que no quería perder me impedía saber que la comida sabia bien, prefería recordar el sabor de ella.
El tiempo avanzo y termino la cita, ¿que de que platicamos?, no recuerdo, solo la recuerdo a ella, sus ojos, sus manos, su sonrisa, a ella.
La despedida fue aun mas grata que la bienvenida, ahí mis dudas se hicieron mas grandes, fue algo extraordinario, pero a la ves muy triste por que regresaron las mismas preguntas que tuve con el primer beso, ¿seria que en el desayuno me explico como iban a ser las cosas a partir de ahí, y no la escuche solo la oí? ¿Acaso ella me lo explico, me dio pistas, me lo comento, me lo anuncio?, nada de eso, jamás lo platicamos.
No creo que la vea mas, no me ha buscado, yo la he buscado, no se si el precio por esos de besos iba a ser el no verla mas, no lo se, no me ha dicho, no me responde, no le insisto, no quiero forzar una respuesta que no es, solo me quedan las filas largas del viaducto para seguir pensando en ella.
|